Algunos motivos de consulta pueden ser:

• Conflictos en las relaciones interpersonales.
• Alteraciones en el estado de ánimo de la persona.
• Alteraciones en la forma de pensar de la persona.
• Alteraciones en el control de los impulsos.
• Cuando hay indicadores de la presencia de un Trastorno de Personalidad (por ej. borderline, antisocial, dependiente, histriónico, entre otros).
• En casos de riesgo suicida.
• Cuando otro profesional lo solicita, tales como psicólogo, psiquiatra, neurólogo, docentes, entre otros.

• Conocer la estructura y dinámica de personalidad del evaluado, a través de la identificación de rasgos o patrones conductuales que explican la forma en la que la persona siente o piensa.
• Identificar los recursos de afrontamiento que tiene la persona para manejar situaciones adversas.
• Conocer la forma en como la persona identifica, expresa y maneja sus emociones.
• Conocer la forma en que la persona comprende las relaciones interpersonales, el tipo de vínculos que establece con otros, sus habilidades sociales, entre otros.
• Precisar el grado del control de los impulsos de la persona.
• Evaluación de riesgo suicida en caso aplique.
• Establecer objetivos de tratamiento pertinentes.
• Elaborar recomendaciones para los involucrados (evaluado, familiares, maestros u otras personas cercanas al mismo).

La evaluación de personalidad consta de 5 sesiones de 50 minutos cada una, divididas en:

4 sesiones evaluativas:

• La primera sesión consiste en una entrevista personal en donde se explora la historia personal, familiar y las relaciones sociales que establece el evaluado con su entorno, así como el área afectiva (se sugiere la presencia de un familiar que nos ayude a extender la información).
• En las sesiones restantes se administran pruebas psicológicas que ayudan a corroborar los datos obtenidos previamente, también se afinan los resultados para obtener una mayor precisión de estos.

1 sesión de entrega de informe:

• En la última sesión se hace entrega de un informe detallado en donde se describen los hallazgos y se brindan recomendaciones y sugerencias al evaluado.

En algunos casos, ya sea porque la condición física y/o mental del individuo podría interferir con el normal desarrollo de la evaluación, o ya sea porque actualmente en Libera no contamos con los métodos o instrumentos necesarios para evaluar ciertas condiciones, no se considera pertinente evaluar la personalidad en casos como los siguientes:

• Discapacidades físicas (visual, auditiva, motriz, etc.).
• Presencia de síntomas psicóticos agudos.
• Discapacidades Intelectuales o Trastornos del Lenguaje de grado moderado a severos.
• Cuando el malestar emocional es tan significativo que la persona no muestra disposición a realizar las actividades, por lo que es necesario ofrecer un espacio de escucha y contención terapéutica antes de iniciar un proceso evaluativo.
• Cuando el evaluado presenta algún malestar físico (por ej. fiebre, gripe, dolor de garganta, etc.), es importante reprogramar la cita ya que ese día el evaluado no podrá mostrar plenamente sus capacidades y la evaluación perdería validez.