¿El pan, el arroz, los fideos, el plátano… me engorda? Esta es una pregunta bastante común que realizan los pacientes cuando nos visitan al consultorio. La solución más practica que encuentran es simplemente eliminarlos de su dieta diaria. Pero ¿realmente los alimentos pueden provocar eso? ¿realmente son los malos de la película? En el siguiente artículo descubriremos en si qué culpa tienen los carbohidratos de todas estas creencias.

Conozcamos los beneficios de los carbohidratos

La verdad de la milanesa (en este caso de las harinas) es que tienen una gran cantidad de beneficios para nuestro cuerpo.

Los carbohidratos brindan las calorías necesarias para la producción de energía. En realidad, se aconseja que entre el 50 y 60% de las calorías diarias que ingerimos provengan de este macronutriente.

El cuerpo necesita de los carbohidratos para poder realizar nuestras actividades diarias. Por el lado más científico la cadena seria la siguiente: El sistema digestivo convierte los carbohidratos en glucosa, la cual es utilizada por los tejidos, órganos y células como fuente de energía. Además, desempeñan un papel importante en la digestión, en el funcionamiento de nuestro metabolismo y en la oxidación de proteínas y grasas.

¿Existen diferentes carbohidratos?

Si, según su composición química existe dos tipos de carbohidratos: los simples y los complejos.

Los carbohidratos simples son alimentos (azúcar, harina, frutas, entre otros) que se convierten en glucosa y se digieren rápidamente. Son ideales para antes y después de realizar un ejercicio intenso. Para este tipo de carbohidrato es importante controlar el consumo según sus requerimientos.

Los carbohidratos complejos son alimentos (verduras, harinas integrales, entre otros) que poseen una estructura mucho más ramificada y en su mayoría poseen mayor cantidad de fibra, vitaminas y minerales. Debido a su complejidad tardan mas tiempo en convertirse en glucosa y ser asimilados por el organismo. Esta es la razón por la que no aumentan los niveles de azúcar en sangre tan rápido como los simples. Pero a pesar de que la digestión sea lenta siguen actuando como un combustible necesario para que el cuerpo pueda producir la energía que necesita.

En cualquiera de los dos casos el consumo de ellos es imprescindible para nuestro organismo, por las diferentes funciones que mencionamos lineas atrás, simplemente es importante consultar por las cantidades adecuadas a tu nutricionista, ya que estas varían de acuerdo con las actividades diarias que realizas y tus objetivos trazados.

RECUERDA: Siempre debe existe un balance entre los que comes y lo que gastas.

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