En la actualidad, muchos de los consumidores no leen bien la etiqueta nutricional de un producto en la que se detallan sus características. En los frontales de los envases encontramos innumerables mensajes y términos que ensalzan sus supuestas bondades, pero es necesario analizar si estas expresiones son reales o no.

Alguno de los términos, como las certificaciones de ‘orgánico’, ’ecológico’, ‘bio’ o ‘sostenible’ por ley se encuentran regulados. Sin embargo, términos como ‘tradicional’, ‘natural’, ‘casero’ no lo están. Estos últimos mensajes buscan diferenciar el producto de otros similares, para llegar a los ojos de los consumidores, como más sano o que aportan un mayor beneficio.

Por ello, es importante que el consumidor sepa diferenciar los mensajes que aparecen en los envases y en la etiqueta nutricional: cuales son los beneficios reales y cuáles son, simplemente, mensajes publicitarios.

Sin sustancias artificiales… ¿es natural?

No existe una legislación que defina lo que significa en la industria alimentaria el concepto ‘natural’. Sin embargo, hay países donde se han desarrollado guías para aclarar este concepto en la etiqueta nutricional (Reino Unido o Irlanda). En estos países se establece que estas afirmaciones pueden ir en alimentos producidos por la naturaleza sin intervención humana, es decir, a los que no se les añaden otras sustancias artificiales.

Natural indicaría que es sin aditivos, siempre que no contenga otros ingredientes, independientemente de que se haya procesado. El pan, por ejemplo, no es un alimento natural, pero sí podría denominarse ‘hecho a partir de ingredientes naturales’ si todos lo son.

Sí hay un producto que cuenta con una normativa específica: el yogur. Entre sus variedades de sabores se encuentra la natural, aunque tenga fermentos lácticos o lleve, por ejemplo, edulcorantes artificiales. En este caso, sí se puede etiquetar como ‘yogur natural
edulcorado’.

Ser o no sostenibles

El término ‘ecológico’ significa que para realizar este producto o alimento no se usaron fertilizantes o pesticidas sintéticos, transgénicos, con rotación de cultivos y limitación de antibióticos. No obstante es necesario que se mantenga un control adecuado de estos productos para que, durante todo el proceso desde la recolección hasta la venta en un supermercado no se afecte al medio ambiente.

Un producto puede ser ecológico, pero llegar a las estanterías del supermercado tras recorrer miles de kilómetros, sin ser de temporada y envuelto en plásticos: ¿es eso realmente eco?

Debido a esto el consumidor tiene que ser muy cuidadoso al momento de realizar sus compras y analizar lo que llevará a casa revisando la etiqueta nutricional.

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