A quién no le ha pasado que al llegar a casa después de un día largo de trabajo o de realizar miles de trabajos en la universidad quieres comer ese cerro de comida para complacer esa sensación de estrés con la comida o, todo lo contrario, dejar de comer por cansancio excesivo. Pero después de varios días de realizar lo mismo nada es suficiente y entramos a una rutina que no nos permite mantenernos saludables, dejando de pensar que la calidad es mejor que cantidad, si es que nos ponemos a hablar de nuestra alimentación. Y si a esto le aumentamos los tipos de trabajos que nos someten a estar horas sentados; es decir, una vida sedentaria, terminamos con un peso elevado o un bajo peso para nuestra talla, lo que para muchos de nosotros no es de nuestro agrado. Al final, en el caso de un consumo excesivo de alimentos, comenzamos con los recortes de comida. No arroz. No azúcar. No, no, no. Como si no todo fuera tan sencillo para mejorar nuestros hábitos alimenticios.

Un consumo sano y equilibrado depende de varios factores

Los profesionales de la nutrición y la salud han consensuado las raciones y las frecuencias de consumo que son aceptables y saludables, pero también el volumen de los platos donde se sirve la comida, la edad o el estado de salud son aspectos que se deben tener en cuenta. Cada individuo tiene diferentes necesidades y la cantidad de alimentos que se consume debe ser proporcional a éstas. En particular, entre quienes tienen problemas de sobrepeso o desnutrición.

¿Cuánto es suficiente?

A muchas personas les resulta complicado determinar cuánto deben comer y beber para seguir una dieta equilibrada. En atención a esta dificultad real, se desarrolló un método que facilita esta labor: el sistema de porciones de consumo de alimentos. Son unas normas generales que ayudan a determinar cuánto se debe consumir de manera saludable y equilibrada.

Esas normas indican, mediante medidas caseras (un vaso, una taza, una rebanada de 3 dedos de grosor o 4 cucharadas), una cantidad o un rango de alimento que es aceptable para el consumo. Es un método sencillo y práctico que traduce las calorías de la dieta en cantidades y proporciones convenientes de cada grupo de alimentos: lácteos, proteicos, frutas, hortalizas, verduras y grasas. Se considera que una ración es la proporción aconsejada de consumo, por lo que conocerlas es un paso previo para realizar un menú diario equilibrado y saludable.

Tener siempre presente: Calidad es mejor que cantidad

Otro paso también importante es considerar las diferencias individuales según la edad y el estado de salud. La cantidad y/o volumen contemplado por ración no varía para las personas adultas, pero sí para los niños. A partir de esta consideración con ayuda de un nutricionista, tendrán que adecuar el número de raciones que deben consumir de cada grupo de alimentos para seguir el modelo de dieta equilibrada.

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