En la actualidad muchos adultos tienen un colesterol en sangre elevado. Dentro de ellos, una gran parte recurre a tratamientos alternativos para disminuirlo, como también pueden optar por un tratamiento farmacológico. Sin embargo, nosotros consideramos que es importante promover un buen estilo de vida para controlar esta dolencia sin efectos secundarios.

La hipercolesterolemia o colesterol elevado (colesterol sanguíneo por encima de 200 mg/dL) se asocia fuertemente con el riesgo de padecer una enfermedad isquémica del corazón, incluso en jóvenes y en poblaciones con bajo riesgo coronario. Por ello, en este artículo les presentamos los siguientes tips para controlar su nivel de colesterol en sangre y/o prevenir un aumento.

Alimentación balanceada para reducir el colesterol elevado

Un plan nutricional balanceado puede ayudar a normalizar los niveles de colesterol y a reducir la necesidad de fármacos. Debido a esto, es necesario reducir o evitar el consumo de preparaciones ricas en grasas saturadas y grasas trans, ya que son peligrosas para nuestro colesterol sanguíneo (muchísimo más para nuestras arterias). ¿Cómo evitar que la alimentación tenga mucha cantidad de esas sustancias? Se debe tener en cuenta, por una parte, enfatizar el consumo de verduras, menestras, cereales integrales, frutos secos y semillas. Por otra parte, conviene minimizar al máximo la ingesta de embutidos, carnes rojas, bocaditos (dulces o salados), helados, postres, lácteos enteros o salsas.

Control del peso

Si eres una persona que tiene el peso y colesterol elevado el perder kilos no sólo te ayudará a reducir el colesterol LDL (colesterol malo) sino que también incrementa los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno, que ayuda a evitar que el colesterol LDL se acumule en las arterias).

Para la pérdida de peso es necesaria mucha motivación, tanto del paciente como del terapeuta, y un seguimiento continuo. La mayoría de los pacientes con colesterol elevado conocen lo que deben de hacer;  sin embargo, es difícil para ellos incluirlos en su día a día, por ello les presentamos la fórmula para darnos cuenta de que “Tirar la toalla no existe”:

  • Seguimiento constante por la nutricionista para mantener una dieta totalmente personalizada (teniendo en cuenta, gustos, disgustos, horarios, entre otras cosas).
  • Una alimentación balanceada (incremento en la ingesta de cereales integrales, menestras, frutas y verduras).
  • Incrementa la actividad física diaria
  • Persistencia

Con actividad física es mejor

En este punto es necesario conocer que la actividad física regular es la actividad donde rompemos el sedentarismo (ejemplo: caminar 30 minutos cada día. Esto nos ayuda a mantener o disminuir el peso corporal, aunque también puede aumentar el colesterol bueno (HDL) y disminuir el malo (LDL) y los triglicéridos.

El Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral (NCCAM) propone un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física. La Organización Mundial de la Salud (OMS) va más allá: en su informe ‘Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud’ señala que lo idóneo es realizar 300 minutos semanales de actividad física (en sesiones nunca inferiores a 10 minutos). También aconseja hacer un mínimo de dos veces por semana actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.

Hay estudios sólidos que muestran que el sedentarismo aumenta de forma notable el riesgo de sufrir diabetes, enfermedad cardiovascular e incluso el riesgo de morir de forma prematura por cualquier causa. De hecho, se estima que una buena forma física reduce el riesgo cardiovascular hasta una magnitud equiparable al hecho de no fumar. Es momento de evitar el sedentarismo, por nuestra SALUD.

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