Muchos pacientes nos preguntan si existe un producto que nos ayude a conseguir la longevidad; sin embargo, no existe algún brebaje mágico, lo que sí existe es un cambio de estilo de alimentación y nutrición que por muchos años ha ayudado a vivir mejor en nuestro pasado (por ejemplo, cuando no existían los productos ultraprocesados).

Ahora bien, muchas son las personas que a la hora de comer seleccionan lo primero que ven en su refrigeradora u optan por comprar comida rápida. Lamentablemente, desconocen que la verdadera clave para la longevidad es el llevar una dieta sana.

El principal objetivo de una alimentación saludable es el resolver los problemas alimentarios globales e impulsar iniciativas para hacer frente al hambre, la malnutrición y la pobreza. Por ello, en los siguientes párrafos se informarán los consejos para obtener una vida saludable según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

¿Existe la receta perfecta?

Según la FAO, sí, y está compuesta con ingredientes muy concretos, los alimentos. Estos ingredientes no sólo son beneficiosos para la salud de las personas sino también al cuidado del medio ambiente y fortalecen un modelo económico que se pueda sostener a largo plazo. Incluso, lo que plantea la FAO está relacionado con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): El Hambre Cero.

  • Propuesta:
    que todas las personas tengan acceso a la alimentación saludable y hagan de
    ella una vida.

…Pero cómo?

1° Paso: Reconocer alimentos más saludables

  • Alimentos de origen vegetal: Comer legumbres y frutos secos, frutas y verduras frescas y de temporada. Esa siempre será una buena opción. Estos alimentos deben ser principales en nuestra nutrición diaria. Además, las legumbres son una gran fuente de proteína de origen vegetal, pueden ser más baratas que las proteínas animales y también son más respetuosas con el medio ambiente.
  • Carbohidratos: en el caso de pastas, arroces, harinas o panes, son mejores los carbohidratos complejos (ejemplo: las versiones integrales), que sus versiones simples o refinadas.
  • Grasas: al momento de elegir las grasas a consumir hay que tener en cuenta que sean insaturadas (Ejemplo: el aceite de oliva, girasol, aceituna, palta, frutos secos, entre otros.), reducir al máximo el consumo de las grasas trans (presentes en diversos alimentos industriales), y limitar las grasas saturadas (Ejemplo: mantequilla, carnes rojas, entre otros.).
  • Limita el consumo de productos industriales ultraprocesados y bebidas azucaradas por su cantidad de carbohidratos simples, grasas malas (trans y saturadas), los azúcares y la sal.

2° Paso: Nutrición con empatía
(salud para ti y para el planeta)

  • Reduce la huella de carbono y la huella hídrica: para ello se tiene que tener en cuenta cómo es que ese alimento termina en los supermercados o mercados. Un alimento puede ser saludable, pero si hay que trasladarlo desde un lado, al otro lado del mundo para que lo podamos disfrutar, o su producción requiera un gasto de agua elevado, dejará una huella en el medio ambiente. Otro aspecto a tener en cuenta es no comprar alimentos para los que hayan usado cantidades excesivas de embalaje o empaques plásticos.
  • Lo nuestro es mejor que el resto: escoge alimentos locales y de temporada. Esto nos ayuda a generar un menor impacto de contaminación en el ambiente y favorece a una dieta variada.
  • En el caso del pescado, si va, pero mejor que sea de pesca tradicional y la cría sostenible. Además, elegir ejemplares de las especies más abundantes que de aquellas cuyas poblaciones están más reducidas o en veda. También, hay certificaciones que garantizan la calidad y sostenibilidad de estos alimentos.
  • NO al desperdicio de los alimentos, ya que es uno de los problemas más grandes. Aprende a almacenar bien los alimentos. Con ello puedes ayudar a mantenerlos en buen estado y consumirlos antes de que se echen a perder. Tanto en las repisa como en la refrigeradora coloca los productos más antiguos al frente y los nuevos en la parte posterior. Mantener un control del consumo de cada uno de los alimentos para que no se compre en exceso, con ello no sólo se previene el desperdicio del exceso, sino también nos apoya monetariamente.

3° Paso: Las buenas acciones dan buenos resultados

  • Cocinar más en casa y comer en compañía: Preparar nuestros alimentos en casa, nos permite controlar las porciones y ajustarlas de acuerdo a nuestras necesidades y nutrición. Además, comer en compañía se relaciona con tasas más bajas de obesidad y menos incidencia de trastornos alimenticios en los jóvenes.
  • Aprender a leer las etiquetas: este medio nos brinda mucha información valiosa sobre los productos envasados y sirven para determinar cuán nutritivos son o no. Para ello, sobre todo es importante saber interpretarlos.
  • Hacer más ejercicio: Al menos, media hora al día. Y recordando que esto es un mínimo. El ejercicio físico se puede realizar practicando algún deporte, o también en los desplazamientos diarios al trabajo, en el mismo lugar de trabajo o en la casa. Los niños y jóvenes deben realizar al menos 60 minutos de actividad física por medio de juegos, deportes, desplazamientos o educación física.

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