La alimentación durante el embarazo es uno de los factores más importantes que determinan el adecuado desarrollo de este. Una dieta equilibrada que incluye variedad de alimentos en una porción adecuada, por lo general suministra las vitaminas y minerales necesarios. Sin embargo, muchos médicos prescriben un suplemento prenatal de vitaminas y/o minerales debido a la incertidumbre del estado nutricional y del consumo de alimentos de la mujer.

Suplementación en el embarazo con micronutrientes

Los suplementos de micronutrientes, es decir, de vitaminas y/o minerales están perfectamente justificados cuando las gestantes manifiestan algún malestar clínico que se puede deber a déficit de algún tipo de micronutriente. En los casos en los que no se manifiesta déficit la suplementación en el embarazo no sólo se hace innecesaria, sino que puede resultar dañina, tal y como puede ocurrir con el consumo excesivo de vitaminas liposolubles A y D, que condicionan un potencial riesgo perinatal ya que no se eliminan fácilmente del cuerpo. Se han descrito malformaciones renales en niños cuyas madres han ingerido dosis excesivas de vitamina A durante el embarazo y bebés con malformaciones cardíacas asociadas al consumo de la madre de grandes dosis de vitamina D.

Suplementaciones habituales

Ácido fólico

La nutrición influye en la disminución de riesgo de que el bebé sufra alguna malformación congénita. Las malformaciones se producen durante el primer mes de la gestación, cuando la mayor parte de las mujeres ignoran que están embarazadas, ya que la mayoría de los embarazos no son planificados. En este sentido, está muy estudiada la relación entre aporte insuficiente de folatos en las semanas antes y después de la concepción y el aumento de riesgo de tener bebés con defectos del tubo neural (Neural Tube Defects-NTD) y otras malformaciones congénitas.

Estudios demuestran que, si una
mujer comienza a tomar ácido fólico por lo menos un mes antes de quedar embarazada, reduce entre el 50 y el 70 % el riesgo de tener un bebé con NTD.
Los estudios también sugieren que el ácido fólico ayuda a prevenir otros defectos de nacimiento, como el labio leporino y la fisura palatina. Además, esta vitamina cumple otras funciones importantes durante el embarazo: es necesaria para producir los glóbulos sanguíneos que la madre necesita por el aumento del volumen de sangre; y permite el rápido crecimiento de la placenta y del feto.

Se recomiendan a la embarazada seguir una dieta saludable que incluya alimentos variados y especialmente, aquellos ricos en ácido fólico como los vegetales de color verde intenso, vísceras y huevos. Aunque lamentablemente, la dieta de la mayoría de las mujeres no aporta cantidades suficientes de éste y otros nutrientes. Además, hay que tener en cuenta que la cocción y el almacenamiento destruyen parte de esta vitamina que se encuentra en los alimentos de forma natural, por lo que se opta por la suplementación para cubrir la cantidad de ácido fólico necesaria.

Hierro

El incremento del volumen de sangre durante el embarazo aumenta considerablemente la demanda de hierro. Los requerimientos de hierro durante todo el embarazo tienen un incremento de 3 a 5 mg al día respecto a las recomendaciones de este mineral para una mujer adulta, por lo que el requerimiento de hierro es de 20 – 25 mg/día.

Como sucede con otros elementos químicos, la cantidad de hierro absorbida es sólo una pequeña parte de lo que se ingiere. Por ello, durante el embarazo es necesaria la suplementación. El porcentaje de aprovechamiento del hierro de los alimentos oscila entre el 20% del hierro de alimentos de origen animal (hierro hemo) y entre el 1% al 5% de alimentos vegetales (hierro no hemo). La fibra vegetal y ciertas sustancias como los oxalatos presentes en los vegetales dificultan su absorción.

Para la mejor absorción se recomienda tomar el suplemento en ayunas (siempre y cuando los efectos secundarios lo permitan), acompañado de una bebida cítrica u otro alimento rico en vitamina C y evitando la ingesta simultánea de café o té.

La ingesta conjunta con vitamina C aumenta la absorción de hierro no hemo, por lo que se pueden acompañar las verduras con alimentos ricos en esta vitamina. Por ejemplo: ensalada de tomate aliñada con limón acompañando a un plato de menestras. Además, las proteínas también favorecen la absorción de hierro. Por ello, conviene incluir como ingrediente de los platos vegetales proteína de calidad como clara de huevo, carne, pescado o leche. Ejemplo: garbanzos con clara de huevo.

Les recomendamos acudir siempre a su nutricionista para que pueda orientarla con su plan nutricional y recomendar, de ser necesario, la suplementación en el embarazo adecuada.

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