En el mercado existen diferentes tipos de yogurt con el fin de cumplir con el gusto del consumidor e incluso que lo pueda ayudar a conseguir su objetivo (sobretodo bajar de peso). En este artículo te enseñaremos como diferenciar cada uno y cuál es el mejor para lograr tus objetivos.

OJO: Un yogurt no siempre es como lo pinta la publicidad

Entonces si queremos escoger una opción saludable, una de las cosas que debemos mirar en la etiqueta es que no contenga azúcares añadidos. El contenido total de azúcares debe ser entre el 6 y 12%. Parte de esa cantidad corresponde a la lactosa de la leche, así que, si descontamos la parte correspondiente, que supondría un 4% sobre el total del producto, hablaríamos de una proporción de azúcares añadidos de entre 2,1 y 8%, lo que equivaldría a unos 2,6 – 10 gramos de azúcar por cada ración, es decir, entre media cucharadita y dos.

Yogurt con edulcorante

Se podría pensar que la solución para evitar los azúcares añadidos pasa por elegir productos con edulcorantes. Sin embargo, a pesar de que todos los edulcorantes en su formulación son seguros (aspartamo, acesulfamo potásico y sucralosa), las evidencias científicas indican que estos ingredientes no son útiles para prevenir o reducir el sobrepeso. Esto no está muy relacionado al aporte calórico, porque en realidad si aportan menos calorías, sino por el dulzor. Este que es muy fuerte y evita que las personas mejoren sus hábitos alimenticios.

Así pues, lo más recomendable sería optar por productos sin azúcares añadidos ni edulcorantes. En definitiva, tratar de habituarnos a sabores menos dulces.

Yogurt con azúcares añadidos

En muchos de los productos analizados, el contenido en azúcar está directamente relacionado con el aporte energético: los que tienen los niveles más altos de esa sustancia son también los más calóricos.

Por otra parte, los yogures naturales sin azúcar aportan unas 74 kcal/ración, una cantidad similar a la de los yogures con cereales (que contienen edulcorantes no calóricos), mientras que los desnatados o con edulcorantes aportan unas 50 kcal/ración.

Yogurt sin lactosa

La intolerancia a la lactosa se produce porque el cuerpo no puede metabolizar el azúcar de la leche, de modo que si consume un lácteo convencional puede sufrir dolores abdominales y otras molestias digestivas. Cuando se añaden fermentos a la leche, como ocurre cuando se elabora un yogurt, los microorganismos metabolizan el azúcar para obtener ácido láctico, pero, en el producto final todavía queda parte de la lactosa inicial. Por eso, a las personas con alto grado de intolerancia a este azúcar no les sientan bien las leches fermentadas convencionales, como los yogures.

Los yogures sin lactosa se elaboran añadiendo lactasa, una enzima que metaboliza este compuesto, rompiéndolo en las dos moléculas que lo componen: glucosa y galactosa, que siguen presentes en el producto final. Esto hace que los yogures sin lactosa sean más dulces, ya que el poder edulcorante de la glucosa es cinco veces superior al de la lactosa.

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