En una sociedad en la que abundan enfermedades como el colesterol elevado (hipercolesterolemia), obesidad, hipertensión, cáncer, entre otras patologías, hoy en día existe gran preocupación por el consumo de carnes y alimentos proteicos en general. ¿Se consumen demasiados alimentos proteicos o falta este macronutriente en la dieta? ¿es mejor la carne roja o blanca? ¿qué beneficios aporta cada una de ellas? En los siguientes párrafos se detallarán cada uno de estos aspectos para tener en cuenta en nuestra alimentación.

Carnes rojas y carnes blancas

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se entiende por carne roja toda la carne muscular de los mamíferos, de manera que se incluyen en esta definición la carne de res, ternera, cerdo entre los que se llegan a consumir en el Perú. En cambio, cuando se habla de las carnes blancas se incluyen a este grupo las carnes de aves, como el pollo y el pavo, también el conejo y el cuy en nuestro país.

Debemos tener en cuenta que el contenido nutricional de la carne varía según su origen y también depende de la parte o presa que se consume. Si bien todas las carnes rojas y blancas no son iguales, existe un patrón en cada grupo. En general, las carnes rojas son más calóricas y poseen un mayor contenido de grasa, aunque varía según el animal y la zona muscular.

Recomendación de consumo de carne roja o blanca

Según la OMS, si bien no es la autoridad competente para emitir recomendaciones sobre las cantidades de consumo de carnes rojas y procesadas, recuerda que se debe de consumir moderadamente, sobre todo la carne procesada como la que ha sido transformada a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos para mejorar su sabor y conservación, como los embutidos, hamburguesas, chorizos, nuggets.

En síntesis, una buena recomendación del consumo de carnes sería incluirlas en un máximo de 3 a 4 raciones semanales (de acuerdo con sus requerimientos diarios), priorizando las partes magras, es decir las que no tengan grasa visible ni entre los músculos, como el lomo, y moderando la toma de carnes rojas. La ingesta de carnes procesadas debería ser limitada, debido a que existe suficiente evidencia científica de carcinogenicidad en humanos.

Siempre será aconsejable acompañar cada comida con abundantes alimentos de origen vegetal como fruta, verduras, legumbres o frutos secos para mantener un equilibrio en la dieta pues estos son ricos en fibra y antioxidantes, sustancias indispensable para limpiar a nuestro organismo de aquellos productos nocivos para nuestra salud.

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