El azúcar lo encontramos presente en los alimentos en forma natural como fructosa en las frutas (plátano, manzana, pera, etc.), en las hortalizas como la zanahoria, tubérculos como el camote, cereales como la avena y como lactosa de la leche.

El azúcar libre, en cambio, es aquel que se desprende de su matriz de origen y son monosacáridos como sacarosa añadidos a las bebidas (zumos envasados, gaseosas, bebidas deportivas, bebidas energéticas) y alimentos como cereales para el desayuno. Además, también se considera en la miel, productos de bollería, galletas, kekes, chocolates, etc.

Actualmente, los niños consumen en exceso azúcar sobre todo libre y añadida sobrepasa la recomendación de ser menor al 5% llegando hasta el 16%.

 

Las consecuencias del exceso de azúcar son graves para salud de los niños ocasionando los siguientes problemas:

  • Caries dental por la excesiva acidez que erosiona los dientes
  • Sobrepeso y obesidad
  • Diabetes tipo 2 y mayor riesgo cardiovascular
  • Problemas gastrointestinales como diarreas por malabsorción, flatulencias, distensión y dolor abdominal
  • Podría ocasionar hiperactividad, déficit de la atención, concentración, memoria y otros problemas del comportamiento
  • Además el consumo de azucares disminuye la calidad de la dieta pudiendo existir déficit de micronutrientes como calcio, vitamina A y hierro, afectando también su crecimiento.
  • Aportan las bebidas azucaradas una menor saciedad que los alimentos sólidos por contener menor fibra lo que podría inducir a un mayor consumo posterior de calorías.

La preferencia por el sabor dulce es innata, pero puede ser modificada con el tiempo tomando en cuenta las siguientes medidas en los niños como por ejemplo:

  • Evitar la ingesta de productos de bollería, dulces, gaseosas, zumos.
  • Incentivar el consumo de los alimentos naturales.
  • Regular la publicidad de productos.
  • Revisar el etiquetado para conocer la cantidad de azucares añadidos en los productos.
  • Dar el ejemplo de alimentación saludable en el hogar.
  • Ofrecer variedad de preparaciones con texturas diferentes, sabores y colores.
  • Evitar agregar azúcar desde edades tempranas en la leche.
  • Educar y lograr un aprendizaje en los niños acerca de combinación adecuada de alimentos.
  • Incentivar el consumo del agua durante el día.
  • Fomentar la lactancia materna y evitar el consumo de fórmulas que podrían acostumbrar a los niños al sabor dulce.

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Por último, es importante mencionar que antes de realizar cualquier cambio en la alimentación de los niños es recomendable acudir al nutricionista para poder realizar la evaluación respectiva e indicar el plan nutricional que más se adapte a las necesidades individuales.

Mg. Sc. Catherine Schnaiderman Vigil

CNP 5179

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