En la esfera sexual todo es permitido, siempre y cuando sea consensuado y no atente contra la seguridad de uno de los miembros de la pareja. Así pues, existen múltiples prácticas sexuales que salen de los parámetros de “normalidad” de la sociedad, siendo vistas como perversiones o trastornos sexuales (parafilias).
Cabe destacar que las parafilias son patrones de conducta sexual en los que el deseo, excitación y placer son generados mediante elementos atípicos, las cuales generan malestar significativo en la vida de la persona o atentan contra la integridad de otras. Es así que, podemos considerar que no toda conducta sexual que sale de la “norma” supone necesariamente un problema. Sin embargo, existe aún mucho debate respecto a ello, puesto que la línea divisoria entre lo saludable y lo que no, puede ser muy delgada. Para comprender mejor ello, puedes leer el siguiente artículo: ¿Cuándo las fantasías sexuales podrían considerarse un problema?
A raíz del boom de las novelas eróticas como Cincuenta sombras de Grey, prácticas como el BDSM han salido a flote, despertando mucha curiosidad entre las personas, no obstante, sigue siendo un campo muy cuestionado, con opiniones bastante divididas.
Pero, ¿Qué significa BDSM?
El BDSM hace referencia a las iniciales de prácticas sexuales y fantasías eróticas distintas, las cuales son:
Bondage: Término francés que significa esclavitud, esta práctica se basa en la inmovilización del cuerpo del otro mediante cuerdas, esposas, etc.
Disciplina: Son un conjunto de normas y hábitos que debe seguir el sumiso durante el adiestramiento. En esta práctica se incluyen castigos.
Dominación: Es el papel que desempeña quien toma el control y mando en la relación con la parte sumisa.
Sumisión: Es el papel que adopta voluntariamente el compañero del dominante durante la sesión de placer.
Sadismo: Consiste en sentir placer al infligir dolor físico o psíquico al otro.
Masoquismo: El placer se obtiene mediante el dolor propio, sea físico o psíquico.
¿Bueno o malo?
Para quienes lo practican, el BDSM va más allá de solo dolor, se enfoca en el placer a través de sensaciones de poder o control. Son un conjunto de juegos sexuales en los que la confianza, el conocimiento mutuo y la comunicación son imprescindibles. La pareja pone normas claras que se establecen previo al acto sexual y se dan bajo un consentimiento explícito, es decir, se realiza un acuerdo libre, pleno e informado entre los participantes, donde cada uno pone sus propios límites.
Por otro lado, están los que se muestran en contra del BDSM, debido a que consideran que son prácticas abusivas que buscan propiciar el dolor en el otro, exponiendo a la pareja a situaciones de riesgo para su vida pudiendo ocasionar lesiones musculares, heridas en la piel o asfixia. Algunos piensan que la pareja está muy al límite dentro del acto sexual, pudiendo cruzar fácilmente la línea de lo seguro y para otros son actos que pervierten la práctica sexual.
Si hay algo claro es que el BDSM está presente en la sociedad, se muestra en diferentes intensidades, y en muchas parejas lo practican sin siquiera saberlo, puesto que es fácil que dentro de las relaciones sexuales se ejerzan juegos de dominación o se utilicen juguetes sexuales como algún tipo de venda, ataduras o esposas, a fin de enfocarse en conseguir sensaciones más intensas. Si quieres conocer más sobre lo juguetes sexuales, te invito a leer el siguiente artículo: ¿Cuáles son los beneficios de los juguetes sexuales?
Diferentes posturas, decisiones personales.
El modo de vivir la pasión, el erotismo y el placer sexual es algo que cada uno experimenta a su manera siempre. Es así como, queda en ti practicar o no el BDSM, pero no olvides que toda práctica sexual debe ser segura, sensata y consensuada y sobre todo debe generar satisfacción y bienestar. Tu vida sexual no debe afectar tu crecimiento personal, por el contrario, debe sumar a ello.
Ten en cuenta que, si sientes dificultades en el campo sexual, lo mejor será buscar apoyo profesional.
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