Estrés postraumático

Ante una situación adversa, normalmente presentamos distintas reacciones. Por ejemplo, huir del evento, enfrentar, o atacarlo; y ante ello es probable que presentemos cierta carga de estrés, ya que es un mecanismo del cuerpo para la supervivencia.

Sin embargo, la intensidad del trauma del evento puede variar, así como nuestra reacción, llegando manifestar síntomas por un tiempo prolongado y afectar nuestro desenvolvimiento en la vida diaria.

¿Cómo reconocerlo?

El estrés postraumático se presenta ante la exposición de un acontecimiento estresante y extremadamente traumático; donde el individuo se ve envuelto en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad, o sea testigo de algún hecho donde se producen muertes inesperadas o violentas, daño serio o heridas graves.

Las personas pueden llegar a sentir temor, desesperanza y horrores intensos, por lo que suelen presentarse una serie de síntomas característicos que se extienden por más de un mes, aunque no necesariamente aparezcan inmediatamente después del evento traumático.

Estos eventos pueden ocurrir en la vida cotidiana o ser un hecho aislado, como, por ejemplo, estar en un accidente automovilístico, vivir un terremoto, ser víctima de violación sexual o hasta ser parte de una guerra.

¿Cuáles son los síntomas característicos?

Suelen ser distintos síntomas y la forma en cómo se presenten pueden variar de acuerdo a los sucesos o a la persona, pero podemos dividirlos en cuatro tipos:

Reexperimentación. También conocido como flashback, consiste en revivir la escena como si estuviera pasando en el momento actual, se puede presentar como pesadillas o cuando exista algún objeto “disparador” relacionado con el hecho traumático; por ejemplo, en el caso de una violación pueden tener pesadillas constantes con el agresor, al pasar por una calle cercana al hecho u oler un perfume (disparador) podría recordar y revivir la escena traumática.
Evitación: Las personas pueden hacer todo lo posible por evitar situaciones que le recuerden el evento traumático, evitar que se hable e incluso evitar pensar sobre dicho acontecimiento; por ejemplo, si alguien ha sufrido un accidente automovilístico puede evitar conducir, subirse a algún carro e incluso evitar ver un auto con características similares.
Cambio brusco en las creencias sobre uno mismo y los demás: El modo en que se piensa sobre uno mismo o sobre otras personas se modifica debido al trauma, por ejemplo, una persona que ha presenciado una guerra puede aislarse de otras, manifestado que hay que estar muy atento a la gente que quieran lastimarlo, o en el caso de una violación puede no aceptar ningún tipo de contacto físico por parte de su pareja por temor a que le haga daño.
Hiperactivación: La persona que ha vivido algún suceso traumático se mantiene en un estado de alerta constante, o a la defensiva en caso de peligro. Tal vez se sienta repentinamente irritable o molesto, además de presentar problemas para dormir o poca concentración en las cosas importantes. Por ejemplo, después de un terremoto algunas personas suelen estar más atentas a cualquier sonido, e interpretar el paso de un camión por la pista como el sonido del movimiento de la tierra durante el movimiento telúrico.

Conclusiones

Hay que tener en cuenta que los síntomas pueden aparecer inmediatamente después del suceso traumático o después de un corto periodo de tiempo del evento, sin embargo, pueden llegar a mantenerse desde meses hasta años y afectan el desenvolvimiento académico, social, laboral, etc.

Si al leer el artículo consideras que tú o algún familiar cercano, que ha pasado un evento sumamente estresante y traumático, presentan los síntomas mencionados, es recomendable que asista con un especialista.

Ciertos síntomas pueden causar malestar significativo en el paciente y otros pueden estar más relacionadas con las ideas o creencias que tenga el paciente relacionado al trauma, por ello es importante un trabajo en conjunto de un psiquiatra y un psicoterapeuta.