Parece increíble que ya casi cumplimos un año desde que todo esto comenzó. El temor, estrés, frustración y la incertidumbre que nos ha generado este virus termina por agotarnos, preguntándonos hasta cuándo va a seguir esta situación, entendiendo que ahora es una tarea de resistencia.
Está iniciando el año, pero nuestras energías están agotadas. Quizá te preguntes ¿por qué no tengo energía o motivación para hacer mis cosas?, ¿por qué siento que estoy harto (a) y no sé de qué?, ¿por qué ahora siento que algunas cosas carecen de sentido?, o ¿por qué ahora ya me da igual todo?…
Si esas preguntas han aparecido en tu mente de unos meses para acá, es posible que te encuentres experimentando lo que actualmente se llama “fatiga pandémica”.
¿Qué es la fatiga pandémica?
Según la Organización Mundial de la Salud, la fatiga pandémica es una reacción natural y esperada, producto de estar frente a una situación adversa como lo es la pandemia, sostenida en el tiempo y aun no resuelta, generando en las personas una falta de motivación, desesperanza y un menor compromiso con las conductas de protección.
¿Por qué pasa esto?
Es similar a lo que pasa cuando te acostumbras a un ruido de fondo. Al principio puede molestar bastante, pero al transcurrir el tiempo dejas de darte cuenta de que está ahí y dejas de escucharlo. O similar a cuando dejas de percatarte de la silueta de tu nariz cuando estas viendo diferentes cosas (siempre está ahí, en serio). Por supuesto que la pandemia es un tema a gran escala, generando un malestar mayor.
La OMS explica al menos tres razones por las cuales emerge la fatiga pandémica:
1) La “nueva normalidad”
La percepción de la amenaza del virus disminuye conforme pasan los días y meses frente a la misma situación y las personas se acostumbran, por más que la data epidemiológica siga reflejando el riesgo o incluso el incremento de este. Además, muchos piensan: “esto no me va a pasar a mí”, para lo cual tenemos preparado otro artículo al respecto.
2) Temor al contagio vs. Temor al aislamiento o impacto económico
La percepción de pérdida que genera esta pandemia a nivel personal, social o económico puede superar a la percepción de riesgo relacionada directamente con contraer el virus, por lo que la relación de costos y beneficios se invierte, y las personas dan mayor peso a lo primero, descuidando su salud física.
3) “Mientras más me dicen que no puedo o debo, más quiero”
La necesidad de autodeterminación y libertad aumenta conforme las restricciones continúan o se acentúan, por lo que las personas tienden a realizar acciones para ir recuperando el control de sus vidas. Es importante destacar que esto no es necesariamente un acto de rebeldía u oposicionismo, sino una necesidad básica de estabilidad y control.
¿Cómo saber si estoy experimentando fatiga pandémica?
Entre los síntomas que comprende la fatiga pandémica se encuentran los siguientes:
- Falta de motivación para hacer las cosas
- Irritabilidad
- Baja tolerancia a la frustración
- Nerviosismo o preocupación
- Sensación de desesperanza o indefensión
- Sensación de saturación o de “estar hartos”
- Sensación de “no futuro”
- Aislamiento
- Alteraciones en el sueño y apetito
- Fallas en la atención y concentración
- Disminución de las conductas de protección (por ej. no ser tan rigurosos en los procedimientos de desinfección, uso de mascarillas, higiene personal, aislamiento, etc.).
- Disminución de la conducta de búsqueda de información de la situación actual (por ej. no querer ver noticias ni investigar acerca del tema).
Cabe destacar que no es necesario haber contraído el COVID-19 o haber estado en la situación de tener familiares o amigos que hayan tenido el virus para experimentar la fatiga pandémica. En caso hayas experimentado el duelo por la pérdida de un familiar en las circunstancias actuales, tenemos un artículo para ti.
¿Cuáles son las consecuencias de la fatiga pandémica?
Quizá podríamos resumir en dos grandes consecuencias.
1) Dificultad para contener la propagación del virus.
Hasta que no lleguen las vacunas y/o tratamientos efectivos, las medidas de autoprotección y aislamiento social son indispensables para contener la propagación del virus. Si la fatiga pandémica nos lleva a flexibilizar y disminuir la rigurosidad y el compromiso con las medidas higiénicas y de protección (por ej. uso de mascarillas, desinfección, aislamiento, etc.), el virus se continuará esparciendo y la amenaza seguirá.
2) Problemas en la salud mental de la población
La OMS ya nos ha advertido que una de las principales secuelas de esta pandemia serán las repercusiones en la salud mental de las personas.
Según cifras oficiales del Ministerio de Salud, 7 de cada 10 peruanos están experimentando problemas en su salud mental, consistentes en: ansiedad, ataques de pánico, estrés y síntomas depresivos.
El experimentar fatiga pandémica no necesariamente quiere decir que luego vamos a desarrollar un trastorno depresivo o de ansiedad, más sí nos coloca en una situación de vulnerabilidad para desarrollar este tipo de síntomas.
A modo de conclusión
Es importante entender que todos formamos parte de la solución, por lo que es importante cuidarnos a nosotros mismos y a los demás. Así mismo, no podemos negar que el año pasado seguro hemos desarrollado muchas estrategias de afrontamiento y habrás podido reconocer fortalezas que no conocías en ti.
Tratemos de seguir conectados con la vida, y no olvides que, si necesitas hablar con un profesional, estamos para ayudarte.
Lic. Beatriz Azabache
Psicoterapeuta de Libera
C.Ps.P. N°36603
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