Según algunos estudios, 6 de cada 10 mujeres fingen un orgasmo durante el acto sexual. Y no sólo son ellas las que fingen, sino que aproximadamente 2 de cada 10 hombres también llevan a cabo esta actuación de su placer. Pero, ¿por qué se finge un orgasmo?

Razones para el orgasmo fingido

A partir de las investigaciones, pocas en este tema cabe acotar, se han encontrado algunas razones por las cuales las mujeres fingen un orgasmo, las cuales no son mutuamente excluyentes:
    • A modo de un engaño “altruista”: se finge un orgasmo para hacer sentir bien a la pareja, hacerle sentir que te satisface, para motivar, para evitarle una decepción o disminución de su confianza y autoestima, para mostrar gratitud o para reforzar alguna conducta sexual de la pareja.

    • Para dar por finalizado el acto sexual: usualmente se asocia el fin del acto sexual con la llegada del orgasmo masculino, y está la creencia que el hombre debe esperar a que la mujer tenga el orgasmo para luego él permitirse el suyo. Por lo tanto, muchas mujeres podrían querer fingir su orgasmo para excitar a su pareja y dar “luz verde” para que él llegue al orgasmo y se dé por finalizado el acto, debido a que ella posiblemente “no tenga ganas” o no se sienta a gusto.

    • Por miedo o inseguridad: muchas mujeres fingen por temor a que su pareja se dé cuenta o que ellas mismas caigan en cuenta que no están llegando al orgasmo y eso pueda significar que algo malo está pasando con ellas, lo cual puede generar temores e inseguridades por presentar alguna disfunción sexual que temen afrontar o mostrar, quieren evitar sentimientos y pensamientos negativos al respecto, posiblemente porque tienen poca o ninguna experiencia en tener un orgasmo real.

    • Aumentar la excitación del momento: fingir porque resulta algo excitante, divertido, porque les hace sentir sensuales, para incrementar la intensidad del clima sexual, entre otros.

De cierta forma los mismos motivos podrían tomar lugar en la mente de los hombres en el momento en que ellos intentan fingir un orgasmo, tomando en cuenta que en ellos está la presión social de que el hombre siempre llega al orgasmo durante el acto sexual, “ellos siempre pueden y llegan”.

Por otra parte, si bien los párrafos anteriores están descritos en función de una pareja heterosexual, podría aplicar también en parejas con otra orientación sexual con algunas variaciones de las cuales se ha estudiado poco.

Finalmente, cabe destacar que todas estas razones tienen dos elementos de base:

  • La creencia de que para que una relación sexual sea satisfactoria o exitosa, tiene que terminar en un orgasmo. Pero esto no tiene por qué ser así, el orgasmo debería ser una consecuencia de un acto sexual placentero, no el único objetivo per se del acto sexual. Un acto sexual puede ser muy satisfactorio con o sin orgasmo.

  • Falta de comunicación entre la pareja en cuanto al tema sexual y los gustos e intereses de cada uno.

Consecuencias de fingir un orgasmo

El fingir un orgasmo, sobre todo de forma sistemática, puede traer consecuencias graves en el bienestar emocional de la persona y de la pareja.

  • Puede dar paso al desarrollo, mantenimiento o incremento de los síntomas de una disfunción sexual (por ej. anorgasmia, disminución o inhibición del deseo sexual, aversión al sexo, disfunción eréctil, vaginismo, entre otros), ya que si no te permites disfrutar el sexo comienza a ser asociado con algo aversivo o coercitivo.

  • Disminución de la autoestima y/o bajo autoconcepto.

  • Aparición de síntomas depresivos o de ansiedad, debido a que no hay mucha apertura a la expresión de las emociones y hay una incongruencia entre los sentimientos y las sensaciones corporales que incluso pueden llevar al desarrollo de síntomas psicosomáticos o somatizaciones.

  • Problemas de pareja al haber barreras en la comunicación ya que se teme herir, incomodar o molestar al otro al comunicar los deseos sexuales o calificar el desempeño sexual de la pareja.

Y estas consecuencias a su vez retroalimentan la tendencia a fingir un orgasmo, iniciando así un círculo vicioso de nunca acabar.

Recomendaciones

El primer paso es dejar de fingir. Si bien el descubrir la verdad puede lastimar a tu pareja o despertar sentimientos de ira o frustración, es mejor enfrentar el problema y entre los dos buscar una solución, ya que el placer debe ser de los dos.

No detenerse en la frustración tras el engaño. Lo más importante es detenerse a indagar el por qué del engaño, ¿por qué mi pareja no se siente cómoda indicándome qué es lo que le gusta y lo que no en el sexo? Muchas veces hay un problema de comunicación o de pareja en general de base.

Informarse más acerca del tema, conversando con otras personas, especialistas u otros medios.

Permitirse explorar el propio cuerpo y experimentar el placer de forma individual. Si tu no conoces qué es lo que te gusta, será más difícil que tu pareja adivine o que tú le puedas indicar. Por lo tanto, las conductas exploratorias o masturbatorias son de gran importancia.

Cuestionar algunas creencias de cómo debería ser el acto sexual o el comportamiento de las personas durante el mismo. Lo que sucede en las pornografías es solo una representación “exagerada” de lo que pasa en la realidad. Además, es importante comprender que un buen sexo no lo define un buen orgasmo.

Habla de sexo con tu pareja, no es algo fácil pero una vez que se empieza es gratificante. Para ello te recomendamos el siguiente artículo: ¿Cómo hablar de sexo con mi pareja?

Finalmente, si sientes que necesitas mayor orientación o que otras cosas surgen en el camino, nunca es tarde para buscar la ayuda de un psicoterapeuta, a través de la Psicoterapia Sexual.

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