Ante la llegada de un nuevo hermano a la familia la dinámica cambia completamente, las horas que le dedicaban a los hijos ya presentes tiende a disminuir y es natural que sientan celos de este desplazamiento de la atención, si los padres evitan que esos cambios tengan un gran impacto, y, por el contrario, toda la familia llega a adaptarse, el problema de los celos será algo pasajero. Es normal que entre los 2 y 5 años de edad los celos sean más notorios, ya que durante esta etapa suelen demandar bastante atención, pero es probable que con el pasar del tiempo, y evitando reforzar estos comportamientos, disminuyan y desaparezcan.  Se debe tener en cuenta que los celos surgen al sentir que se pierde el cariño o la atención de alguien a quien se quiere mucho y admira, que en este caso son los padres, ante ello los niños pueden empezar a presentar distintos comportamientos, algunos difíciles de comprender, pero para ello se debe tener la paciencia necesaria para actuar de la manera en que ningún miembro de la familia sea afectado.

Cómo notarlo

  • Aparecen comportamientos regresivos, es decir, comportamientos de etapas que ya había superado, pueden chuparse el dedo, orinarse en la cama, querer que les den la comida en la boca, usar lenguaje infantil (no esperado para su edad), etc.
  • Se vuelven más irascibles, tercos, negativistas, desobedientes o fingen que no escuchan las órdenes, también pueden mostrarse serios, tristes, sonreír menos o llorar sin motivo aparente.
  • Pueden mostrarse agresivos ante los padres y ante el hermano, además de culparlo por sus propias acciones.
  • En algunas ocasiones pueden manifestar verbalmente que sus padres ya no lo quieren o que prefieren a su hermano/a.

Recomendaciones

  • Si es que los celos se presentan durante el embarazo de la madre o muy reciente al parto, se debe explicar las implicancias de la llegada del nuevo hermano; es importante que no se le esconda la noticia al niño, por el contrario, prepararlos para algún tipo de cambio de rutina y fomentar la participación de todos los miembros de la familia. Hay que estar prestos a escuchar sus dudas y resolverlas, de esta manera se disminuirán expectativas, como las horas que pasarán de ahora en adelante con cada uno de sus padres o los cuidados que va a demandar por un tiempo el hermano menor, incluso podría incluir al hermano mayor en el cuidado de éste, dando pequeñas responsabilidades.
  • Algo que es muy común y debemos evitar, es el hecho de hacer comparaciones, todos los hermanos son distintos y no tienen por qué tener necesariamente los mismos gustos o las mismas habilidades, debemos fomentar sus individualidades y potenciar sus capacidades.
  • A veces, cuando existen muchas diferencias entre las edades, suelen confundirse los roles que cada miembro de la familia debe cumplir, y muchas veces el hermano mayor actúa como padre, corrigiendo al menor constantemente sin que los padres intervengan, lo que hace que el menor sienta que se han formado alianzas contra él y llegue a sentirse aislado.
  • Hacer notar que un hermano no es un enemigo o alguien que se roba la atención de los padres todo el tiempo, por el contrario, es alguien con el que se puede contar de ahora en adelante.
  • Los celos se dan de forma muy común y natural, lo importante es evitar mostrar preferencias hacia un solo hermano y no reforzar estas conductas, sin embargo, si observamos que los celos se han convertido en una rivalidad constante entre hermanos y se nos ha hecho muy difícil de manejar, lo recomendable es asistir con un especialista para encontrar los factores que están evitando que esto se resuelva.

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