Todos somos diferentes. Cada uno de nosotros tiene su propia manera de sentir, pensar y actuar, un conjunto de elementos que nos caracterizan como personas.
Y por supuesto, no existe una única forma “correcta” de ser, el mundo necesita de toda variedad. Sin embargo, en ciertas ocasiones no darnos cuenta de que ciertos aspectos de nuestra forma de ser no nos gustan, nos limitan o nos generan problemas con otros, por lo que comenzamos a preguntarnos si cambiar es posible o no, y cómo poder hacerlo. O quizá, ya nos hemos visto en la tarea de intentar cambiar, y los intentos han sido fallidos.
Por lo tanto, sigue un artículo que nos invita a una reflexión al respecto.
Primero lo primero, ¿qué es la personalidad?
Según los especialistas, la personalidad hace referencia a los patrones únicos, estables y consistentes que hacen que una persona sea diferente de otra.
Dicho esto, la personalidad es una organización compleja de pensamientos, emociones y comportamientos que explican y dan coherencia a la forma de ser de una persona, es decir, una combinación de rasgos que hacen ser a una persona como es.
Si bien podemos actuar, sentir y pensar de formas diferentes en diferentes momentos (de ahí el carácter dinámico), se espera que haya un patrón, una tendencia en nuestra forma de ser y que define quienes somos.
Por lo tanto, la personalidad tiene un componente dinámico, y es producto de la interacción entre la naturaleza (genes) y el aprendizaje (experiencia). Se ve influida además por nuestro pasado, presente y nuestras construcciones del futuro.
Finalmente, es importante acotar que se desarrolla desde la infancia, y se termina por consolidar en la transición entre la adolescencia y la adultez. Si te interesa saber un poco más acerca del proceso de construcción de la identidad, en Libera tenemos un artículo para ti.
Entonces, ¿una persona puede cambiar su forma de ser?
La respuesta es Sí.
De hecho, claro que cambiamos. No eres la misma persona que eras hace 10 años, ni serás exactamente la misma persona dentro de 20. Vamos cambiando conforme nuestras experiencias, sin perder nuestra esencia claro está.
Como especialistas, en nuestro trabajo diario observamos cómo las personas a través de la terapia ganan un mayor conocimiento de sí mismas, y cómo esto se traduce en un cambio en su manera de pensar, sentir y de actuar.
Eso sí, es importante aclarar que más que cambiar la personalidad entera, lo que se puede es cambiar algunos rasgos que dejan de ser adaptativos, es decir, que traen problemas a la persona en su cotidianidad. No se trata de convertirnos en una persona completamente distinta, sino adaptarnos al entorno modificando ciertas cosas sin dejar de ser nosotros mismos.
Recuerda, si se pueden cambiar hábitos, también podemos cambiar elementos de nuestra personalidad.
¿Por qué es tan difícil cambiar?
Por temor al cambio
Entendiendo que funcionamos como un sistema, todo sistema cuando se enfrenta a algún cambio tiene una reacción automática de mantener “las cosas en su lugar”. Disfuncional o no, el sistema estaba acostumbrado a funcionar de una forma y cualquier cambio puede vivirse como una amenaza al equilibrio. Es de esperarse que temamos al cambio, a lo desconocido. Si te interesa saber un poco más acerca de cómo podemos enfrentar nuestros miedos, en este Blog tenemos un artículo para ti.
Porque de algún modo nos “sirve” ser así
Así mismo, es importante entender que aun cuando haya rasgos que generen un malestar o sufrimiento, muchas veces estos tienen un beneficio secundario, una “ventaja” encubierta para la persona. Por ejemplo, una persona puede definirse a sí misma como pesimista, y si bien esto le puede hacer sentir mal, por otra parte, puede funcionar como un mecanismo de “evitar hacerse ilusiones para no sufrir”, por lo que genera una ventaja encubierta para la persona.
Por tener expectativas irreales
Los cambios no se dan de la noche a la mañana. Hay que ser pacientes y constantes. Muchos se desesperan en el proceso, quieren mejoras rápidas y en cuanto no lo logran, terminan por abandonar el intento de cambiar. Así mismo, recuerda que no se busca cambiar toda tu personalidad, solo modificar o flexibilizar algunas cosas. Por ej. una persona puede ser introvertida y tímida, puede desear ser más desenvuelta, pero recuerda que la meta no está en convertirse en una persona completamente extrovertida, la meta saludable estaría en permitirse abrirse un poco más con las personas, aun siendo introvertido.
Por hacerlo por los motivos equivocados
Las personas pueden querer cambiar, pero muchas veces la motivación no es la adecuada. Muchos intentan cambiar por lo que otros los dicen, por una pareja, familiar, amigos o conocidos. Sin embargo, se espera que este tipo de cambios venga principalmente de una motivación intrínseca, es decir, desde el interior. Recuerda, debes cambiar para ti y por ti, no por nadie más. El cambiar por alguien más no va a garantizar que estés consciente de lo que verdaderamente quieres y/o necesitas cambiar, y tampoco va a garantizar el afecto de otra persona, por ejemplo.
¿Cómo puedo lograr cambiar?
El formularte algunas preguntas guías puede ayudarte.
1) ¿Qué debo cambiar?
Es importante que tengas consciencia de qué es lo que deseas y necesitas cambiar con exactitud. El decir “necesito cambiar mi forma de ser” es algo muy ambiguo, y no te va a ayudar al intentar identificar qué acciones debes hacer para el cambio. Decir “necesito dejar de ser tan desconfiado”, es algo mucho más preciso y realista, además.
A la par, recuerda la importancia de la autoaceptación y amor propio. No todo debe ser cambiado, sin embargo, muchas veces nos sentimos a disgusto con nosotros mismos, sensación que usualmente viene acompañada de ideas distorsionadas. Si te interesa conocer más acerca de este último punto, en Libera tenemos el siguiente artículo para ti.
2) ¿Por qué debo cambiar?
Recuerda preguntarte el por qué lo quieres hacer, ¿qué sentido tiene este cambio en tu vida? ¿A quién o quiénes beneficia? Sobre todo, recuerda que debe ser principalmente para ti y por ti.
3) ¿Cómo cambiar?
Pues intentando hacer las cosas diferentes, no tendría sentido seguir actuando como siempre actuamos, ¿cierto? Intenta transitar caminos diferentes. Por ej., si deseas dejar de ser tan desconfiado, y ya has identificado el por qué deseas cambiar esto, quizá los pasos a seguir serían identificar con qué personas podrías comenzar a abrirte, y probar dar votos de confianza de forma progresiva. Recuerda salir de tu zona de confort.
4) ¿Cuándo cambiar?
Vive el presente, el cambio es ahora, no lo dejes para después. Así mismo, para identificar cuándo es momento para el cambio, hacemos mención de lo descrito en párrafos anteriores. No hay rasgos de personalidad positivos o negativos, sin embargo, cuando un rasgo se vuelve rígido es cuando surge el problema. Por ej. una dosis de desconfianza es necesario, nos protege; el problema está en cuando desconfiamos todo el tiempo y de todos.
A modo de conclusión
El intentar cambiar es un proceso, un proceso que además no es lineal, en momentos puedes sentir que avanzas, en otros que te estancas, o que retrocedes, pero la clave está en la persistencia y en el intentar cosas nuevas.
Así mismo, no tienes que hacerlo solo, siempre es recomendable recibir ayuda de un profesional que te acompañe en estas reflexiones y acciones.
Lic. Beatriz Azabache
Psicoterapeuta de Libera
C.Ps.P. N°36603
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