Personalidad y trastornos de personalidad.

La personalidad es un patrón de pensamientos, actitudes, sentimientos y forma de actuar de una persona y que en el trascurso de la vida se manifiesta con cierta persistencia y estabilidad haciendo que se muestren en diferentes situaciones con algún grado de predictibilidad, es decir, son un conjunto de rasgos característicos de cada persona en su manera de ser, actuar, o sentir.

Si la persona se relaciona con el medio que lo rodea de manera flexible y adaptativa, decimos que manifiesta normalidad en su personalidad. Sin embargo, cuando los rasgos de personalidad se presentan de forma inflexible y desadaptativa provocando incapacidad a nivel social, malestar subjetivo o disfunción ocupacional, estamos hablando de un trastorno de personalidad.

¿Qué es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)?

Es un trastorno de personalidad cada vez más frecuente en la población. Debido a que presenta una sintomatología alternante que hace difícil su pesquisa, el diagnóstico y tratamiento. Además, la velocidad en que se manifiesta la sintomatología tiende a hacer el tratamiento muchas veces inoperante.

El control de los impulsos, la relación con los demás o con personas u objetos significativos, los afectos, la conducta, la autoimagen, fluctúan en relación a la intensidad, estabilidad y el grado de desorden.

¿Cómo se va desarrollando el TLP?

En la evolución del TLP se pueden distinguir tres etapas con manifestaciones de síntomas diferenciables:

La primera etapa se da en la adolescencia, en la que se consolida la personalidad y es frecuente la disfunción conductual y emocional. Es importante mencionar en este artículo que existen algunos indicadores que ayudarán a identificar la posibilidad de presentar un TLP, y son: elevada impulsividad, mala adaptación social y escolar, déficit de regulación de los afectos, comportamientos anti normativos (es decir, que salgan o vayan fuera de la norma), depresiones graves, tentativas de suicidio.

La segunda etapa se presenta al final de la adolescencia e inicios de la edad adulta. En esta etapa prevalece una sintomatología disruptiva conductual en la que se distinguen autolesiones e intentos suicidas. También encontramos con frecuencia cuestionamientos de la autonomía personal, crisis emocionales intensas, consumo de tóxicos y conflictos con el entorno en general.

La tercera etapa está ubicada en la mitad de la vida adulta, en la que se pueden observar dos líneas evolutivas de TLP. En la primera hay una mejoría con permanencia de cierto desajuste psicosocial. En ella, el deterioro se detiene y la persona se estabiliza, logrando alcanzar autonomía suficiente en el plano personal y social, aunque permanecen ciertas anomalías del pensamiento y la propensión a manifestar trastornos distímicos. En la segunda línea evolutiva del TLP, persiste la sintomatología, acentuándose el desajuste.

¿Cómo es el tratamiento?

Un plan de tratamiento completo incluye psicoterapia, medicación y apoyo familiar. Sin embargo, cuando la psicoterapia y la medicación no son suficientes, puede ser necesaria la hospitalización. Un hospital puede proporcionar un ambiente seguro para una persona con TLP que se autolesiona o tiene pensamientos suicidas.

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