“Tiene déficit de atención”, “tiene autismo”, “es engreído” … son etiquetas que le ponemos a los niños cuando observamos conductas que no van acorde a lo esperado.

Y es que son exactamente eso, etiquetas. Los diagnósticos clínicos son aquellos nombres con los que se conocen ciertas patologías, es decir, a una agrupación de signos (lo que se observa a simple vista) y síntomas (lo que la persona indica experimentar) que se aprecian en conjunto en un individuo.

Si bien el uso inadecuado de estos diagnósticos puede llevar a asuntos polémicos, estigma y limitaciones para la persona, la finalidad de establecer un diagnóstico es simplemente para saber qué hacer y elaborar un plan de acción para ayudar a los involucrados.

Sin embargo, no resulta fácil en la práctica, no solo porque la labor psicodiagnóstica lleva su tiempo, sino porque la persona tiene que detectar que hay un problema y decidir buscar la ayuda con un profesional del área.

Uno de los diagnósticos que suele pasar desapercibido, debido a la variedad en sus presentaciones y por el temor asociado al mismo es el Trastorno del Espectro Autista, por lo que te ofrecemos información al respecto.

¿Qué es el Trastorno del Espectro Autista?

El Trastorno del Espectro Autista, junto con el Trastorno por Déficit de Atención, los Trastornos del Lenguaje y los Trastornos de Aprendizaje, es uno de los tantos diagnósticos que se encuentran dentro de la categoría de Trastornos del Neurodesarrollo, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su última versión (DMS-V).

El hecho de encontrarse dentro de los Trastornos del Neurodesarrollo implica:

  • Que está asociado a alteraciones en el desarrollo del niño, por lo que su sistema nervioso no se desarrolla dentro de los parámetros esperados.
  • Se manifiesta desde edades muy tempranas.
  • Las dificultades pueden permanecer hasta la vida adulta.

¿A qué hace referencia la palabra “espectro”?

La palabra espectro hace referencia a que dentro del mismo diagnóstico se encuentran muchas variantes en la presentación. El autismo no se manifiesta de la misma manera en todas las personas. Va en un gradiente, desde los signos y síntomas más leves, hasta los más severos, resultando en un grado de limitación significativo.

¿Cuáles son los signos y síntomas característicos de este trastorno?

Para hacer este diagnóstico, las dificultades tienen que presentarse en 3 áreas:

  • Interacción social: En estos niños se evidencian dificultades al momento de interactuar con otros, desde niños que pueden no mostrar interés alguno en las personas centrándose en objetos, niños a los que se les hace difícil entablar amistades, iniciar una conversación o mantenerla, aunque ésta no sea de su interés, ser empáticos, hasta niños que pueden invadir los límites de los demás y no medir el impacto de su conducta en otros. Hay dificultad para comprender la naturaleza de las relaciones sociales y ajustar su conducta a lo que se espera para una situación determinada.
  • Comunicación social: hay fallas en la comunicación verbal y no verbal que pueden ir desde la ausencia de contacto visual, prosodia peculiar, ausencia de variación en la expresión facial, hasta la dificultad para comprender el lenguaje no verbal de las personas o integrar su lenguaje con gestos no verbales.
  • Patrón restrictivo y repetitivo de comportamientos o intereses: movimientos estereotipados (por ej. aleteo, balanceo, caminata en puntillas), lenguaje estereotipado (por ej. ecolalia, uso de frases tipo “caricaturas”), insistencia en la monotonía o inflexibilidad en las rutinas, angustia frente a los cambios, interés restringido por ciertos temas, hiper o hipo-reactividad a diferentes estímulos (fallas de integración sensorial como lo pueden ser rechazo a ruidos fuertes o al contacto físico).

Estos signos y síntomas deben estar presentes desde las primeras fases del desarrollo, aunque muchos de ellos no se manifiesten sino hasta edades avanzadas cuando las demandas del medio se hacen mayores.

Los síntomas pueden ser de grado leve, moderado o severo.

¿Qué es entonces el Asperger?

El Asperger era el término que antes estaba destinado para los niños con un autismo leve. Actualmente el término ya quedó eliminado y el término correcto corresponde al Trastorno del Espectro Autista.

¿Cuál es la causa de este trastorno?

Como muchos diagnósticos de esta índole, ni se trata de “una sola causa” sino de la interacción de múltiples factores, ni se tiene una información concluyente del origen de esta patología.

Hay muchos estudios en donde se evidencia la influencia de factores genéticos que predisponen a desarrollar este trastorno.

Así mismo, factores en el ambiente como lo son alteraciones en el desarrollo pre, peri y posnatal, la contaminación con algunos metales, entre otros, parecen tomar cierto peso, sobre todo al interactuar con la genética.

Lo que si es cierto es que las vacunas NO hacen que un niño tenga autismo.

¿Cómo se diagnostica?

Es a partir de los 5 años cuando se puede dar un diagnóstico concluyente. Sin embargo, a partir de los 2 años, y en algunos casos antes, se pueden apreciar signos de alerta.

El diagnóstico debe ser establecido por un profesional de la salud mental, de preferencia, especialista en trastornos del neurodesarrollo.

Para la labor diagnóstica, es necesaria realizar una evaluación psicológica integral, donde se recabe información detallada de la historia de desarrollo del niño, y donde se precise su nivel de funcionamiento actual.

¿Cuál es el tratamiento?

Hay variedades de intervenciones psicológicas, las cuales deben estar adecuadas al niño. Entre ellas se encuentran:

  • Estimulación temprana.
  • Terapia conductual: dirigida a modificar conductas, entrenar en habilidades sociales y en flexibilidad de pensamiento.
  • Psicoterapia: dirigida a trabajar asuntos de índole emocional y habilidades sociales.
  • Consejería para padres: es importante que los padres comprendan el diagnóstico y que reciban constante asesoramiento para el manejo de las conductas de su hijo.
  • Tratamiento psicofarmacológico: en algunos casos es necesario el apoyo de fármacos que regulan la conducta y el estado de ánimo.

Es importante que la terapia se inicie desde edades tempranas o cuando se detecten alteraciones en el desarrollo. Así mismo, sin la constancia en el tratamiento (semanal, una o varias veces por semana según lo indique el especialista), podrían no observarse los resultados esperados, y a medida que el niño crece, más difícil serán modificar ciertas conductas. Además, el establecer rutinas suele ser favorecedor para estos chicos.

Así mismo, cabe destacar que en algunos casos es necesario acompañar la Terapia Psicológica con Terapia de Lenguaje, Terapia Ocupacional o Fisioterapia, debido a que el trastorno puede ir acompañado de alteraciones en el habla y la psicomotricidad.

Por definición, al tratarse de un trastorno del neurodesarrollo teóricamente no tiene cura, sin embargo, con los tratamientos la persona puede ajustarse a las demandas de la vida diaria y compensar sus dificultades.

A modo de cierre

Un diagnóstico no es más que un nombre que se le pone a algo para saber qué hacer con ese “algo” que nos pasa.

Es importante hacer mención que, si bien una persona puede tener un diagnóstico, esto no tiene que limitar sus deseos y aspiraciones, ni constituir toda su persona.

Es por esto que se debe hablar de persona con autismo, y no persona “autista”, porque el autismo no es todo lo que ella es o puede llegar a ser.

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