¿Qué indican las rabietas o pataletas?

Las rabietas o pataletas son una manifestación que, a nosotros como adultos, nos están intentando decir algo, y es que nuestro niño/a está desarrollando su independencia y probando las nuevas habilidades que ha desarrollado o está desarrollando, alcanzando así otra meta en su desarrollo.

Aprender a controlar estos impulsos es un proceso que empieza durante esta edad y dura el resto de su vida. Como padres, hemos de pensar cómo queremos ayudar a nuestros niños a manejar su independencia y autonomía. Recuerda, estos comportamientos van a surgir y no podemos eliminarlos sino aprender a manejarlos.

La independencia de nuestro pequeño/a

Como es independencia lo que tu niño(a) quiere, es importante que le des el poder de tomar pequeñas decisiones. Hay ciertas cosas, como el color de la camisa que lleva, el juguete que se puede llevar de paseo, etc. que pueden ser decisiones suyas.

Algunas otras cosas, como la comida o las actividades que debe realizar no son tan flexibles y acostumbran a crear guerras de poder entre padres e hijos. En estas ocasiones puedes darle pequeñas opciones que le dan la sensación de tener más control. Por ejemplo, en vez de decirle para comer hay brócoli, puedes decirle, “¿quieres brócoli o coliflor?” Dándole para elegir opciones aceptables para ti.

La importancia de los límites

Aun con tu flexibilidad y proporcionándole opciones, tu pequeño(a) va a querer hacer lo que él desea. Ésta es una parte normal de su desarrollo. Lo más difícil es ser consistente pero también flexible.

De esta manera, les enseñamos qué es aceptable y qué no lo es. Poner límites es una parte fundamental en su crianza. Por eso es muy importante que nos mantengamos firmes frente a ciertos límites que tienen gran importancia para nosotros (estos variarán de familia en familia dependiendo de sus valores) Recuerda que cada vez que cedemos en un límite, les damos carta blanca a nuestros niños para continuar probando ese límite. Pero como ya sabes, una parte muy importante de ser padre es también el ser flexible. Habrá ciertas cosas donde los límites pueden ser más flexibles y donde podemos negociar con nuestros pequeños para dejarles sentirse en control y sentir que van desarrollando esa independencia que tanto desean.

Mantener la calma

Frente a ciertos límites, los niños van a sentirse abrumados por sus sentimientos y sin haber desarrollado todavía su habilidad para manejarlos de manera más eficaz, van a tener berrinches que pueden ser muy dramáticos (tirándose al suelo, llorando, etc.)

Si nosotros estamos calmados, ayudamos a nuestros niños a ver que no perdemos el control y que con nosotros están seguros. Todas(os) sabemos lo difícil que es mantener la calma en estos momentos pero es importante que lo probemos, pues cuando nos enojamos, normalmente aumentamos su frustración y su berrinche. Estos son buenos momentos para pedir ayuda de nuestras parejas/ familiares / amigos, para tomar unas respiraciones hondas o hacer cualquier otra cosa que nos ayude a mantener la calma.

Algunos consejos para controlar rabietas y pataletas

Conservar la calma

Parece imposible, pero es importante que los padres mantengamos el control, de lo contrario, actuaríamos al mismo nivel que nuestros hijos dejándonos llevar por impulsos.

Mantener la autoridad

De lo contrario, nuestro hijo se dará cuenta que con este tipo de comportamientos podrá obtener todo lo que desea. Es importante dejar claro que con las rabietas y pataletas no lo conseguirá.

Mantener el respeto mutuo

Ni los padres deben sobrepasarse con los niños, ni los niños deben ser groseros con los padres. Los papás deben hacerle entender al pequeño que sólo lo escucharán si se calma, no sólo porque debe ser respetuoso, sino porque al hablar gritando y llorando, nadie le entenderá.

Hablarle con firmeza y a los ojos

Es ideal hablarle al pequeño a los ojos, esto es, ubicarse a su altura manteniendo una postura corporal firme. Con esta misma firmeza, pero siempre manteniendo el respeto y dejando de lado el maltrato físico, tomarlo de los hombros y mirarlo fijamente a los ojos hasta que el niño responda a esa mirada. Esta es una muy buena señal y se convierte en el mejor momento para hablarle.

Esperar que se tranquilice solo

Si después de intentar conciliar no se obtiene algún resultado, lo que deben hacer los padres es dejar que el niño se desahogue, eso sí, tras manifestarle que esa es una actitud destructiva que se debe evitar. Los padres pueden decirle que mientras él tenga esa actitud, ellos se mantendrán alejados hasta que se calme. Naturalmente nos alejaremos un poco de nuestro hijo simulando indiferencia, pero sin perderlo de vista.

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