El fin de la secundaria y el inicio de ansiedad por elegir que estudiar

Cuando los adolescentes se encuentran en 4to o 5to de secundaria, las dudas y preocupaciones sobre el futuro comienzan a atormentar y a aparecer hasta en sueños. Es comprensible su sentir, pues existe mucha presión –directa e indirecta- para que a su corta edad (en cronología y en madurez emocional) decidan qué es lo que harán el resto de sus días. Es tan frecuente los picos altos de ansiedad que muchos de estos jóvenes al preguntarle sobre ¿Cuál creen que es la explicación de su angustia? muchos suelen responder: «Es que ya llegó el momento de decidir mi futuro profesional, definir cuál es mi vocación… y en verdad no sé qué decidir».

La pregunta existencial de muchos jovenes: ¿Cuál será mi futuro profesional?

Nuestra experiencia directa en consultas de psicología, especialmente en cientos de procesos de orientación vocacional que realizamos mes a mes, nos permiten observar a muchos jóvenes con esta carga sobre sus hombros, primando la angustia, la inseguridad y la ansiedad, generando que en muchos casos decidan una profesión sin un buen análisis previo, sin tomar en cuenta su nivel de inteligencia, capacidades, habilidades, dificultades, etc. Entonces, toman una decisión con la finalidad de calmar la angustia, entran a una casa de estudios y en el camino comienza la segunda fase de esta angustia, que es el poco gusto o interés que presentan ante la carrera elegida. En esos momentos, sienten culpa, no saben cómo decirle a sus padres que quisieran cambiar de carrera, se sienten hasta tontos por haber tomado decisiones como esas, y nuevamente le abren la puerta a la frustración y desesperación.

¿Qué podemos hacer para manejar la incertidumbre de la elección profesional?

Lo que buscamos que los padres interioricen, es la importancia de que logren entender y escuchar a sus hijos, que sean una guía, más que una fuerza que presiona desde afuera para obtener resultados. En realidad, la función de los padres es de acompañamiento, de buscar junto con ellos en lo más recóndito de sí mismos aquellas habilidades o cualidades esenciales que los distinguen de los demás y que les recuerdan el propósito de su existencia.

Y a los jóvenes, les recomendamos que se tomen el tiempo que necesiten, que antes de decidir conozcan bien la carrera, las oportunidades de trabajo, los quehaceres del día a día, y sobre todo, hagan un viaje hacia su interior para que de este modo puedan darse cuenta de todo lo que son capaces, más allá del dinero, del prestigio o del nombre de una universidad. No se olviden que ustedes son mucho más que ello y es solo su real potencial el que los puede llevar hasta donde busquen llegar. Una vez que pasen esta etapa satisfactoriamente, y pasen unos años, recordarán la pregunta ¿Cuál será mi futuro profesional? como un hecho anecdótico que les ayudó a su desarrollo personal.

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