La ansiedad y la sociedad

Los cambios que se suscitan en la sociedad como el avance económico, científico y tecnológico, la evolución cultural e ideológica, los nuevos sistemas de gobiernos, etc., tienen influencia, de una forma u otra, en nuestra salud en general (física y psicológica). Si analizamos, podemos ver que desde hace mucho tiempo vivimos inmersos en una sociedad avocada al rendimiento (los debería o los tendría que…), es decir, se nos presiona para que seamos seres capaces de hacer muchas cosas al mismo tiempo, y de no poder hacerlos nos vemos condenados al fracaso e insatisfacción.

También observamos que el mal de este siglo parece ser el miedo, siendo esta emoción el principal generador de patologías, trastornos y problemas psicológicos de menor intensidad, como por ejemplo, la necesidad desesperada de relacionarnos sin relacionarnos, es decir los contactos cada vez son más virtuales y menos reales, las relaciones entre las personas se enfrían y hay más sensación de soledad. Asimismo, está la búsqueda incesante de la felicidad como medio para evitar la tristeza, lo cual es paradójico, pues al no poder entregarnos a la tristeza, tampoco podemos hacerlo a la alegría.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad en sí no es una enfermedad que recién se ha descubierto, en realidad es una respuesta de alarma innata de corte fisiológico, psicológico y conductual que aparece ante situaciones amenazantes y cuyo objetivo fundamental es la supervivencia. Cuando nuestro organismo intuye que estamos en peligro el sistema nervioso simpático se activa, provocando que el circuito de la ansiedad se inicie para reaccionar de forma eficaz a dicho estímulo, sea huyendo o atacando, por ejemplo: Ante un león (estímulo objetivamente peligroso) nos sirve para salir corriendo.

Como podemos darnos cuenta, tiene en sí una función adaptativa, pero cuando este estado de ansiedad se da de manera continua y ante estímulos que realmente no son peligrosos, puede afectar de forma negativa al organismo, como cuando nos encomiendan un nuevo trabajo y suponemos que no estaremos a la altura sin tener evidencias de ello; la respuesta fisiológica de alarma se dispara y estamos en tensión mucho más tiempo del debido.

Los síntomas de la ansiedad aparecen porque el sistema nervioso simpático se ha puesto en funcionamiento, este sirve para activarnos y se manifiesta a través de palpitaciones, sudoración, respiración dificultosa, náuseas, malestar abdominal, miedo, pérdida de control, etc.  Por lo que una activación prolongada de estos síntomas pone en riesgo nuestra salud física y psicológica, afectando a diferentes áreas de nuestra vida cotidiana, entre las cuales puede estar nuestra vida erótico-sexual. Por lo tanto, si, la ansiedad puede afectar las relaciones sexuales de las personas.

La ansiedad puede afectar las relaciones sexuales

La ansiedad patológica o los trastornos de ansiedad -como el pánico o las fobias- tienen un impacto negativo muy fuerte sobre los mecanismos de la respuesta sexual, tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico, incluso en ciertos casos quienes los sufren evitan todo tipo de contacto, es así que nos volvemos ansiosos en situaciones de placer, generándose la ansiedad en el conflicto entre entregarnos afectivamente y el temor a hacerlo.

Podemos observar como la ansiedad puede afectar las relaciones sexuales en los siguientes cuadros clínicos:

Inapetencia sexual

La activación del organismo al pensar en el motivo que provoca la ansiedad puede bloquear las ganas de mantener relaciones sexuales.

Disfunción eréctil y eyaculación precoz

La ansiedad detiene la respuesta de erección e interfiere en el mantenimiento de esta una vez alcanzada o causando una eyaculación temprana, por una sobre-activación del sistema nervioso simpático.

Disfunción orgásmica

La ansiedad dificulta la concentración en las sensaciones vividas durante el encuentro, debido a la irrupción de ideas que desconectan de esa situación.

Vaginismo

Se da por altos niveles de estrés y ansiedad asociados al miedo al dolor, daño o embarazo o por historial de trauma sexual, problemas con la sexualidad o conflictos morales.

Recomendaciones

La ansiedad desadaptativa es el gran enemigo de los placeres y por tanto de la sexualidad, a más ansiedad más disfunciones sexuales, peor aún si a las situaciones de estrés que comentábamos antes le añadimos el hecho de que nuestra propia sexualidad se convierta en un punto de preocupación. Por ello, si te encuentras en una situación similar, es importante que busques ayuda profesional.

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