Si hay algo que ha ido inculcándose cada vez más en las nuevas generaciones es la idea de independencia, es decir, que solo necesitamos de nosotros para hacer lo que queramos sin depender, por ejemplo, afectiva o económicamente de otros. Si bien el mensaje original tiene una buena intención, el engaño del exceso de independencia termina siendo perjudicial, llegando incluso a sentir culpa cuando nos enfrentamos a la necesidad de apoyo.

Vale la pena iniciar preguntándonos a qué nos referimos con la muy temida dependencia. De acuerdo con la RAE, la dependencia implica la “situación de una persona que no puede valerse por sí misma”, es decir, que necesita de algo o alguien más para poder continuar. Entonces, y de modo contrario, la independencia es entendida como la situación de un objeto que no depende de otro, es decir, que sí puede valerse por sí mismo. Así, vamos entendiendo por qué es que la dependencia se percibe como algo negativo en nuestra sociedad actual, ya que nos enseñan a poder valernos por nosotros mismos sin necesidad de contar con alguien más que esté ahí para que podamos avanzar.

¿En qué ayuda ser independiente?

No se puede negar que la independencia es una característica importante para cada ser humano, ya que necesitar de alguien más puede resultar una solución muy complicada y eventualmente conflictiva para ambas partes. La independencia, por su parte, implica confianza en uno mismo, tener la seguridad de que las decisiones que tomamos serán las correctas o beneficiosas para nosotros; además, nos da libertad para poder experimentar y conocer cosas nuevas sin tener necesariamente algo o alguien a nuestro costado. Esto no implica que no haya temores u otros, sino que estos no nos limitan.

Incluso en relaciones de pareja, la independencia en cada uno de los involucrados es clave para una relación sana, ya que la dependencia emocional puede jugarnos en contra (puedes leer más en el artículo Dependencia emocional), pero a veces las personas pueden tomar el significado de la independencia muy al pie de la letra, llegando incluso a sentirse excesivamente autosuficientes y esto, a la larga, puede ser muy complicado de sostener.

¿Por qué está mal ser independiente en exceso?

El engaño que existe tras las tentadoras palabras de la autosuficiencia es muy sencillo de explicar. El ser humano ha sido, desde siempre, un ser en sociedad. Siempre ha tenido la necesidad de moverse en comunidad para compartir necesidades, cuidados mutuos y continuación de la raza. Partiendo desde este punto, hemos necesitado siempre la ayuda de otros para poder continuar existiendo. Si bien la sociedad ha evolucionado muchísimo desde entonces, nada podría haber avanzado sin el apoyo mutuo, no solo desde la tecnología o la ciencia, sino también como parte de una comunidad, ya sea familia o amigos.

De este modo, caemos en la dura realidad que no podemos hacer todo solos. Esto no quiere decir que tampoco podamos hacer nada, sino que es importante medir e identificar hasta qué punto puedo valerme de mí mismo, y hasta qué otro requiero del apoyo moral, emocional o incluso del conocimiento de alguien más. Lamentablemente, la idea de independencia excesiva está tan inmersa en nosotros que el solo pensar en necesitar de alguien nos puede hacer sentir culpables o incluso inferiores a los demás, lo que abre una herida al ego e iniciando un reclamo constante desde y hacia nosotros mismos.

Entonces, ¿qué hacer?

Muchas veces, las personas pueden identificar que ya no pueden más solas o que necesitan ayuda, pero la mala interpretación de la independencia los hace callar por temor a juicios. Si eres uno de ellos, ten en cuenta que necesitar de alguien más no tiene nada de malo, al contrario, es bueno conocer nuestros límites y es sano saber cuándo pedir ayuda o recibirla cuando lo sintamos necesario. La presión del ser independientes nos puede llevar también a querer hacer todo solos y bien, por lo que te recomendamos un artículo sobre la búsqueda de la perfección para poder sacarnos un poco de ese peso que nos han puesto encima.

Recuerda que el que alguien nos ayude algunas veces no significa que seremos siempre dependientes, pues, así como nosotros podemos ayudar a otros, también es bueno recibir apoyo de los demás. Como dice la frase, “la vida de a dos es menos atroz”.

Sumi-Kori Rimari

Psicóloga de Libera

C. Ps. C. 32052

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