Existen diversas situaciones en la vida que dificultan nuestro desenvolvimiento adecuado, sin embargo, las ideas que nos hagamos sobre estos hechos pueden ser mucho más incapacitantes y perjudiciales para nosotros, que los mismos hechos en sí, es decir, lo que pensemos acerca de lo que nos pasa y las exigencias que tengamos sobre nosotros mismos van a influenciar en la solución de estos.

La falta de información o los prejuicios que la sociedad tenga hacia ese tema en específico pueden influir de gran manera en estas exigencias, como es el caso de las exigencias presentes en la sexualidad, las cuales pueden ser hacia uno mismo, hacia los demás o hacia la sexualidad en sí.

Exigencias hacia uno mismo en la sexualidad

Muchas veces las personas tienen creencias muy marcadas y rígidas acerca  del rol que debe cumplir cada uno en la intimidad y cómo es que deberían desenvolverse  para sentir  que están haciendo  “lo correcto”; como cuando  alguien  mantiene  la idea que “tiene que llegar obligatoriamente al orgasmo, y que si no llega no puede tener una vida sexual satisfactoria”, o alguien cree que “no debe haber ni una sola vez en la  no tenga una erección, ya que si esto pasa, no podría satisfacer a su pareja  y por lo tanto sería un fracasado o inútil”.

Esto se presenta de manera muy frecuente, probablemente porque no nos hemos dado cuenta de que a la larga estos “tengo que” o “no debo”, y que en vez de ser una guía para llegar a vivir plenamente nuestra sexualidad llevan a agravar el problema, creyendo que las causas de nuestras dificultades son netamente externas. Estas ideas no nos ayudan para nada a alcanzar nuestro objetivo, sino todo lo contrario, lo único que se consigue es más ansiedad y culpa hasta llegar a sentirnos cada vez más incompetentes e inseguros, generándose un círculo vicioso de “No puedo realizar esto porque me siento así, y al mismo tiempo me siento así porque no puedo realizar esto”.

Sin embargo, existen muchas razones por las que estas exigencias llegan a ser incongruentes con la realidad y hasta perjudiciales para nosotros mismos; tomando en cuenta los ejemplos anteriores, sería de gran ayuda para la persona, saber y lograr entender que no es necesario llegar al orgasmo para sentirse satisfecho durante el acto sexual, es decir, no es una obligación tenerlos sino una posibilidad. Además, uno puede tener una vida sexual satisfactoria sin llegar al orgasmo y sin tener una erección todo el tiempo o bien puede tener orgasmos y lograr constantes erecciones y no tener una vida sexual satisfactoria.

 ¿Qué se puede hacer?

  • En primer lugar, es importante reconocer que existe un problema que está dificultando nuestro desenvolvimiento, no solo en el área sexual, si no también nuestros sentimientos y pensamientos.

  • El buscar información sobre el tema que este causando problemas puede ser de gran ayuda, ya que contrastaremos nuestros pensamientos y creencias con información verídica.

  • Sin embargo, como ya se ha mencionado las exigencias que tengamos no necesariamente son solo falta de información, si no, pueden estar implicados otros pensamientos que se tenga sobre uno mismo en distintas áreas, por lo que es importante buscar las causas del problema. Si es que los problemas persisten es recomendable asistir a terapia sexual para tratar estos temas

  • Por último, conversar con la pareja sobre lo que se está sintiendo y cómo afecta ello a la relación, puede ser de gran ayuda antes, durante y después de asistir a terapia.

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