Vivimos en una sociedad donde «ser uno mismo» muchas veces se confunde con simplemente existir: respirar, amar, consumir, trabajar, tener hijos, sufrir y alegrarse. Pero… ¿eso es realmente ser tú?

¿Qué no es ser uno mismo?

En ocasiones es más sencillo identificar lo que no es vivir como uno mismo. Cuando actuamos en contra de lo que sentimos o pensamos profundamente, estamos siendo incongruentes con nuestra identidad auténtica.

Este concepto de incongruencia interna es clave. En nuestra vida diaria, puede manifestarse en conductas que parecen autodestructivas: consumo excesivo de sustancias, adicciones, compras compulsivas o relaciones vacías. ¿Por qué se presentan estas conductas? Uno de los factores centrales es el miedo a ser uno mismo.

El miedo a mostrarnos como somos

Muchas personas sienten un nudo en la garganta cuando quieren expresar algo genuino. El temor a ser juzgados, rechazados o simplemente no comprendidos nos lleva a callar, a reprimir lo que realmente sentimos.

Ese miedo origina personajes falsos que usamos para encajar, para “funcionar” en una realidad que parece exigirnos ser distintos a quienes realmente somos. Así, creamos una versión de nosotros que puede ser socialmente aceptable, pero que se aleja de nuestra verdad.

La falsa comodidad de una identidad construida

Adaptarse a una imagen fabricada puede brindar una aparente comodidad, pero también genera una profunda sensación de insatisfacción. Es como vivir dentro de una jaula invisible: se sufre en silencio mientras se aparenta felicidad.

Cuando tomamos conciencia de nuestra libertad para decidir quiénes queremos ser, puede surgir desesperación. La libertad nos confronta con la responsabilidad de elegir, de actuar con valentía incluso si hay miedo.

Ser uno mismo: una decisión valiente

No todo está perdido. A pesar del temor, podemos elegir actuar desde nuestra autenticidad. Ser uno mismo no es una idea abstracta: se construye en las acciones cotidianas, en cada elección que se alinea con nuestro sentir profundo.

Ser uno mismo es un acto de liberación. Es vivir desde la verdad, con todo lo que implica: miedo, vulnerabilidad, alegría, fortaleza. Es permitirnos ser imperfectos pero reales.

¿Cómo puede ayudarte la psicoterapia?

La psicoterapia puede ser un espacio seguro para descubrir quién eres más allá de las máscaras. Un proceso terapéutico te ayuda a reconocer tus emociones, tus heridas, y a recuperar la libertad de actuar en coherencia con lo que realmente sientes.

A través del acompañamiento profesional, puedes entender los patrones aprendidos en tu historia, sanar la incongruencia interna y desarrollar una identidad más plena, auténtica y libre.

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