Siempre se ha dicho que el concepto de hijo único está asociado con la extrema protección y la mala educación.

Sin embargo, hoy en día el panorama de esta situación está cambiando. Existen investigaciones que afirman que un niño que es hijo único posee más cualidades que defectos. Antes, el hijo único tenía fama de creerse el centro del universo, de ser egoísta, malcriado y rebelde. Hoy en día se aprecia el lado positivo de la situación. Se considera al hijo como una persona normal, independientemente de que sea único o no.

La familia y el hijo único

El hecho de ser hijo único no es un elemento que define por sí solo el futuro de un niño. Su evolución, como la de cualquier otro, depende de la educación que le den sus padres. El hijo único puede tener un desarrollo tan sano como el de un hijo con hermanos.

Algunos problemas que experimentan los niños, como la dependencia de los padres, el consentimiento, la sobreprotección, introversión, etc, no son sólo características de los hijos únicos. Se deben, en la mayoría de las veces, a la manera como los padres los educan.

Lo positivo y lo negativo de ser hijo único

– Por un lado, para las familias supone la mitad de preocupaciones y la mitad de gastos.

– Además es posible ocuparse mejor del hijo y darle más oportunidades y facilidades en la vida. Existen expertos que afirman que los hijos únicos poseen más capacidad para ser triunfadores en la vida.

– Consideran que el niño vive con una carga menor de ansiedad pues no tiene que disputar el espacio ni la atención de sus padres. Lo que a la vez en un inconveniente porque el niño no aprende a compartir. Todo le pertenece.

– El problema de crecer sin hermanos es que todas las expectativas y las exigencias familiares estarán puestas sobre él. Tal vez sea por eso que algunos estudios señalan que un hijo único crece con ideas de vencedor, debido a que sus padres proyectan en él sus propias ilusiones y siempre le exigen dar lo mejor de sí mismo.

– El hijo único es el que sufrirá los miedos y equivocaciones de sus padres. No tendrá con quien compartirlas. Y además, pueden que se aburran un poco más que lo normal. Pero nada es tan definitivo. Tanto los hijos únicos como los que tienen hermanos pasan por las mismas situaciones.

Algunas fortalezas y debilidades de tener un hijo único

  • Tienden más cooperativos y menos competitivos porque han crecido fuera de los celos de la rivalidad entre hermanos.
  • Más extrovertidos y seguros de sí mismos porque compensan su soledad con una mayor capacidad para hacer amigos y suelen trabajar bien en equipo ya que no temen verse desplazados.
  • Son responsables, un aspecto positivo de pasar más tiempo con adultos. Tienen madera de líderes, la gente suele confiar en ellos. Valorados y queridos, desarrollan menos carencias afectivas. Son creativos porque están acostumbrados a jugar con su fantasía.
  • Pueden tener mayor capacidad intelectual y lingüística por la mayor interacción con adultos y, desde luego, disponen de más recursos económicos que les permiten acceder a estudios.

Al otro lado de la moneda, está el hecho de que no tener hermanos significa:

  • No disponer de un confidente a mano, alguien de su edad que entienda sus dificultades.
  • Han de aprender a relacionarse antes con sus iguales y hacerlo fuera de casa, lo que obliga a los padres a socializarlos pronto.
  • Algunos pueden madurar demasiado rápido para su edad y tener un tipo de pensamiento excesivamente adulto.
  • Si sus padres les sobreprotegen pueden convertirse en personas tímidas e inseguras.
  • Pueden volverse complacientes por temor a decepcionar a sus amados padres si estos depositan sus expectativas en ellos.
  • En otros casos, acostumbrados a ser príncipes o princesas en sus casas albergan la ilusoria idea de que afuera pasa lo mismo, lo que les lleva a no saberse defender y ser víctimas de los niños más vivos, o bien, a asumir actitudes resentidas si no se les presta atención.
  • A veces no saben manejar el interés de los padres hacia otros niños. De adultos, han de llevar solos el cuidado de los padres cuando estos envejecen.

Algunas pautas para padres:

  • Crearle un mundo infantil de amigos y actividades lo antes posible para que aprenda a tolerar la frustración y a desarrollar la generosidad.
  • Evite involucrarlo en asuntos de los padres o convertirlo en confidente.
  • No trate de resolver sus carencias -como pudo ser el no tener hermanos- a través del hijo.
  • No le haga sentir incompleto por ser único: explíquele que hay familias diferentes y que todas pueden ser positivas si las personas se tratan con cariño y respeto.

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