A veces los padres se preguntan qué pueden hacer para que sus hijos logren relacionarse saludablemente en un futuro, obtener bienestar emocional y sean personas de éxito; van a existir muchos factores a lo largo de su vida que pueden hacer que esto se cumpla o no; sin embargo, existe un concepto clave, que se forma desde muy pequeños y es la base para la consolidación de la personalidad y la calidad de relaciones interpersonales, estamos hablando de la autoestima.

¿Qué es la autoestima?

Podemos definir la autoestima como la percepción valorativa de sí mismo, que motiva a la persona a manejarse con propiedad, manifestarse con autonomía y proyectarse satisfactoriamente en la vida. Esta se construye en la interacción con nuestro medio ambiente, aproximadamente a los 5 o 6 años es cuando empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven las personas que son importantes para nosotros, principalmente los padres y también los maestros, amigos, etc. Por ello, la familia tiene un papel fundamental en la formación del auto concepto del niño, parte esencial de la autoestima; los padres que brindan comprensión y respeto hacia sus hijos  hacen que estos se sientan queridos y valorados, consecuentemente el  niño se relaciona positivamente con los demás, aceptándose tal cual es y con la confianza de que existirá quién lo apoye en los momentos difíciles, lo importante es poder brindar sentimiento de equilibrio y bienestar para que el niño pueda repetir estas conductas posteriormente; sin embargo existen ciertas conductas, algunas veces por defecto y otras por exceso, que pueden impedir el desarrollo adecuado de la autoestima en nuestros hijos y que pueden traer como consecuencias sentimientos de inestabilidad e inseguridad. A continuación, brindaremos algunas pautas para desarrollar la autoestima en nuestros hijos.

Algunas pautas…

  • Escuchar a nuestros hijos.

Suele pasar que con las innumerables tareas que tenemos pendientes, no nos tomamos un tiempo para escuchar con atención lo que nos quieren decir nuestros hijos; sin embargo, es importante que ellos sientan que tomamos en cuenta su opinión y que esta es valorada, de esta manera estamos contribuyendo a que puedan expresar sus ideas ante los demás (escuela, amigos, etc.) sabiendo que es igual de importante que cualquier otra.

  • No sobreproteger.

Si queremos que nuestros hijos sepan hacer frente a las adversidades que se le presentan a medida que crecen, debemos dejar que desde pequeños tomen algunas decisiones, intenten resolver problemas, cometan sus propios errores y que aprendan de los mismos. Es imposible que aprendan a manejar la frustración si nunca antes la han sentido al menos en pequeñas dosis.

  • Evitar la sobre exigencia.

Muchas veces confiamos en las aptitudes y capacidades  de nuestros hijos y les ordenamos que realicen actividades que no están acorde a su edad, también puede darse que solo los premiamos o reforzamos cuando la actividad que realiza le sale realmente bien, olvidando motivarlo y felicitarlo por el solo hecho de intentarlo; es importante buscar que el niño se sienta bien por lo que es y no por lo que hace, si sobre exigimos a nuestros hijos, ellos interiorizarán estas exigencias y estarán en busca de la perfección y de complacer a los demás, lo cual solo provocará frustración si no lo llegan a conseguir.

  • Demostrar amor y elogiar cuando es pertinente.

Si el medio más cercano y significativo para el niño, la familia, sabe reconocer las habilidades del niño, de aceptarlo tal cual es y lo manifiesta directamente, el niño será capaz de confiar en su potencial y de desarrollarlo en cualquier medio.

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