El duelo no es algo sólo de los adultos. Los niños también experimentan procesos de duelo cuando se enfrentan a cambios y/o pérdidas importantes. Sin embargo, lo que si es cierto es que lo experimentan diferente a los adultos. Por ello, te ofrecemos un artículo que te ofrece una mirada al respecto.
Pero primero, ¿Qué es el duelo?
Recordemos que el duelo es un proceso por medio del cual la persona elabora la pérdida. Como proceso, esto puede tomar un tiempo, y es un proceso único en cada persona.
Se puede experimentar duelo ante la muerte de un familiar o persona importante, y de eso tratará este artículo. Sin embargo, los duelos se experimentan en general ante situaciones de pérdida, como el divorcio de los padres, cambio de colegio, mudanzas, entre otros.
Aunque cada proceso de duelo adquiere una forma particular, los signos y síntomas suelen ser similares, así como las tareas que deben llevar a cabo las personas para elaborar las pérdidas.
Según William Worden, el duelo implica una serie de tareas, entre ellas:
- Aceptar la realidad de la muerte.
- Trabajar las emociones asociadas a la pérdida.
- Aprender a vivir un mundo en el que el fallecido está ausente.
- Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo.
Otros modelos hablan sobre etapas del duelo. Si deseas profundizar en este tema, te invitamos a leer el siguiente artículo: https://libera.pe/articulos-de-psicologia/el-fallecimiento-de-un-familiar/
¿En qué se diferencia el duelo infantil del duelo en la adultez?
- El duelo en niños suele ser cíclico. Puede parecer como que el niño ya se encuentra bien, y de pronto pueden volver emociones o conductas que ya habían desaparecido.
- Los niños por lo general tienen dificultades para comprender y expresar verbalmente lo que sienten debido a que se encuentran en el proceso de desarrollo de estas habilidades. Por lo tanto, muestran su malestar a través de conductas que para los adultos pueden resultar problemáticas o confusas.
- Los niños por lo general, al conversar de lo sucedido, van a necesitar más hablar de detalles y explicaciones, en lugar de expresar lo que la muerte significó para ellos, a diferencia de los adultos.
- Los niños tienen un conjunto de actividades obligatorias que llenan su vida de dinamismo (ir al colegio, ir al fútbol, visitas a familiares, etc.). Son estas actividades las que los mantienen conectados con el aquí y el ahora, y las que los permiten elaborar más rápido el duelo, a diferencia de los adultos.
- Ante la pérdida, a los niños les favorecen las rutinas, ya que les reafirman los sentimientos de seguridad y confianza. A los adultos las rutinas pueden despertarles más bien una sensación de estancamiento.
- Debido a que la muerte es un concepto abstracto, dependiendo del desarrollo cognitivo los niños pueden comprender en menor o mayor medida qué es la muerte y qué implica. Te invitamos a leer el siguiente artículo que te ofrece orientación acerca de cómo hablar de este tema con los niños: https://libera.pe/articulos-de-psicologia/como-hablarles-a-los-ninos-de-la-muerte/
Por lo tanto, la comprensión que se tenga de la muerte y la forma en como se expresa el malestar, varía en principio en función de la edad y nivel de desarrollo del niño.
Entonces, ¿qué entienden los niños de la muerte y cómo la viven?
0 a 2 años
No tienen una comprensión de la muerte.
Entre los signos y síntomas que caracterizan el proceso de duelo se encuentran:
- Irritabilidad, en forma de llantos frecuentes o rabietas.
- Alteraciones en la alimentación y/o sueño (por ej. no quieren comer, no quieren dormir o están más soñolientos).
- Conductas regresivas (por ej. si ya habían dejado de chuparse el dedo, lo vuelven a hacer, si ya empezaban a dejar el pañal vuelven a tener accidentes, etc.).
3 a 6 años
Piensan que la muerte es algo temporal y que se puede revertir, piensan que la persona puede volver, como si solo se hubiese dormido o ido de viaje. Así mismo, piensan que la muerte solo les pasa a las personas viejas.
Entre los signos y síntomas que caracterizan el proceso de duelo se encuentran:
- Ansiedad de separación.
- Conductas regresivas (por ej. enuresis, encopresis).
- Pesadillas y miedos.
- Alteraciones en la alimentación y/o sueño.
- Malestares físicos de origen emocional.
- Se comportan mal para comprobar si el fallecido regresa y llamar su atención.
6 a 10 años
Alrededor de los 7 años comienzan a entender que la muerte es irreversible, y hacia los 9 años comprenden que es algo universal, lo cual despierta angustias acerca de su propia muerte y la de sus allegados. Así mismo, el pensamiento egocéntrico característico de esta etapa puede llevarlos a pensar que la muerte ha sido producto de alguna acción o pensamiento.
Entre los signos y síntomas que caracterizan el proceso de duelo se encuentran:
- Temor a que la muerte les ocurra a ellos o a otros cercanos.
- Preguntas sobre detalles de la muerte, incluso aspectos morbosos.
- Manifiestan abiertamente su enfado y confusión.
- Puede aparecer a negación.
- Problemas de concentración y disminución del rendimiento académico.
- Conductas para comprobar a realidad de la pérdida.
10 a 12 años
Comprenden a totalidad la muerte
Entre los signos y síntomas que caracterizan el proceso de duelo se encuentran:
- Logran expresar un mayor repertorio de emociones (ira, tristeza, miedo, confusón…), pero estas pueden abrumarlos, por lo que pueden tender a cerrar la comunicación y aparentar ser inexpresivos.
- Reticencia a hablar del tema.
- Fantasean sobre su muerte, lo cual puede dar la apariencia de ideación suicida.
- Disminución del rendimiento académico o alteraciones en los procesos atencionales.
- Muy susceptibles a las preocupaciones de los adultos.
Adolescencia
Comprenden a totalidad la muerte.
Entre los signos y síntomas que caracterizan el proceso de duelo se encuentran:
- Proceso reflexivo acerca de la muerte.
- Irritabilidad que encubre sentimientos de tristeza y miedos.
- Disminución del rendimiento académico.
- Pueden negarse a hablar del tema, pero tienen mayor facilidad para conversar de ello.
¿Cómo puedo ayudar entonces a mi hijo (a) a elaborar el duelo?
- Mantener las rutinas, reafirmando su sensación de seguridad y confianza.
- No evitar hablar del tema, ofrecer un espacio para ello a través de la escucha empática.
- Responder a las preguntas que tengan de forma clara, concreta y sencilla. Evite explicaciones fantasiosas.
- Promover la expresión emocional. Así mismo, los padres no deben temer a expresar sus propias emociones.
- Permitir que participen en los rituales funerarios si estos lo desean.
- Respetar su tiempo de duelo y ser pacientes.
¿Cuándo deberíamos preocuparnos?
Como se puede apreciar, el proceso de duelo comprende un conjunto de signos y síntomas que se traducen en alteraciones en los procesos cognitivos, emociones y conductas que no deberían ser de mayor preocupación.
Sin embargo, si los signos y síntomas persisten o se agudizan, limitando el normal funcionamiento del menor o incluso trayendo consigo el riesgo a su integridad física y mental, lo mejor es acudir con un especialista que pueda ayudarlos.
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