Quien diga que jamás se ha comparado con otra persona es una total mentira, ya que justamente la manera de poder convivir en tranquilidad es aprendiendo del comportamiento de otros. Pero ¿qué pasa cuando esto ya no solo funciona como un medio de aprendizaje, sino como un golpe hacia nosotros mismos? Me refiero, por ejemplo, cuando se da una comparación que nos haga sentir inferiores o por debajo de alguien que tiene, es o hace algo que a nuestros ojos se ven “grandiosos”. En este punto, dejamos lo estable para caer en el eterno golpe al ego.
¿Qué puedo hacer para dejar de compararme con los demás? Es la pregunta constante hacia esta indeseable sensación de inferioridad. Pues, antes que todo, es importante poder entender por qué es que nos comparamos con los demás, y aún más importante, saber que este es un comportamiento muy normal en nosotros (quizá más normal de lo que pensemos).
¿Por qué me comparo con los otros?
Como se dijo, la comparación con el resto nace de la necesidad de aprender de otros para poder entender las reglas de nuestro ambiente e introducirnos correctamente a ellas y, para eso, hacemos uso de la imitación para poder adaptarnos bien. Desde este punto, entonces, nos damos cuenta que estamos constantemente mirando a otros para poder hacer “lo correcto”. Incluso desde que empezamos a hablar, imitamos a quienes nos rodean para poder darnos a entender y ser entendidos.
Pero llega un momento en que vamos comprendiendo que hay ciertas conductas que son más aceptadas e incluso aplaudidas que otras y que son las que queremos imitar con mucho mayor interés. Sin embargo, no siempre podemos llegar a esa meta, lo que nos hace creer que por eso somos menos que los demás. Aquí es donde nos enfrentamos al supuesto rechazo del grupo.
Aceptación vs. Rechazo
Evidentemente, el grupo aceptará a la persona que tenga las conductas más aceptadas pero que no siempre pueden ser las correctas. Por ejemplo, existen quienes puede admirar a alguien que tenga un talento especial, pero también hay quienes aplauden el que haga algo ilegal o incorrecto y logre salir ileso. Entonces, vemos que no siempre la conducta más aplaudida es la que necesariamente debemos seguir.
Lo cierto es que todos venimos de realidades diferentes y cada una de ellas nos hará apreciar todo de manera distinta. Para comenzar, es importante ser los primeros en abrazas nuestros gustos y disgustos para luego mostrarlos con orgullo hacia los demás. Es como si viviéramos en jardín, donde existen diferentes tipos de plantas, algunas quizá con flores, otras con frutos, pero cada una disfrutando de su esencia. Habrá plantas que pidan sol, otras que pidan sombra, algunas que deben regarse diariamente y quizá otras que no necesiten de mucha agua para vivir. Como ves, cada una responde diferente a un mismo ambiente, a un mismo jardín, porque cada una tiene una realidad, una formación y una manera de ser distinta. Por eso, es importante que puedas identificar qué parte de ti tienes para dar, más allá de lo que el resto pueda tener.
Cómo compararme y no morir en el intento
Ok, compararme es normal, pero sigo sintiéndome menos que los demás, ¿qué estoy haciendo mal? Principalmente, para encontrar nuestra particularidad y dejar estas comparaciones negativas que nos pueden generar emociones negativas, es importante entender lo mucho que importan las diferencias, pues si bien queremos imitar ciertas conductas, siempre habrá maneras de hacerlas a nuestro modo.
- No te culpes si llegas a compararte con otros, a veces pueden darnos a conocer actividades o gustos que nosotros no conocíamos.
- Pregúntate ¿cuál es mi interés por lo que hace el otro? Si me comparo, probablemente veo algo en alguien más que quisiera tener o hacer. ¡Hazlo a tu modo! Busca la manera de encontrar tu propio rumbo de esa u otra actividad que te llene a ti como persona.
- No te juzgues por los gustos o actividades que realizas. Si a un grupo no le gusta, eso no quiere decir que esté mal, quizá estás en el grupo equivocado. Busca amigos o compañeros que compartan tus mismos gustos y con quienes puedas compartir lo que más prefieras. Recuerda que, si te hacen sentir mal, ese no es tu lugar. Si se te dificulta hace amistades, puedes revisar el artículo sobre Cómo hacer amigos
Conclusiones
El camino más difícil será encontrarnos a nosotros mismos porque podemos ser un misterio. A veces puede salir la inseguridad en el proceso, por lo que te recomendamos el artículo sobre Inseguridad y timidez, pero finalmente todo será bien recompensado. Es duro atreverse a mostrarse como es uno mismo, pero nunca es mal momento para comenzar. Mira a otros, pero nunca dejes de mirarte a ti y abrazarte por quién eres.
Sumi-Kori Rimari
Psicóloga de Libera
C. Ps. C. 32052
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