Actualmente muchos de los padres que acuden a consulta tienen un tema básico y una frase muy común entre ellos: “no sé qué más hacer con mi hijo(a)” o “me está volviendo loca (o)” … Bueno, papás y mamás, este es un artículo que los ayudará un poco para poder controlar las conductas de sus hijos, y sobretodo modificar algunas ‘cositas’ que no estamos haciendo bien.
¿Cómo podemos lograr una crianza saludable?
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Una de las formas para que nuestros hijos sean niños saludables radica en los sentimientos que depositamos en ellos; es decir, si damos amor recibiremos amor, si damos enojo recibiremos enojo, resentimiento o rabietas; entonces debemos tener en cuenta el tipo de relación que establecemos con ellos y hacer un cambio si es necesario.
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¡Disfrutemos de nuestros niños!, no importa el lugar en el que estemos; ya sea un parque, centro comercial, o mientras limpiamos la casa, muchas veces lo que ellos necesitan es una caricia o una sonrisa que les demuestre lo importante que son para nosotros. Esto les hace sentirse seguros, amados y valorados.
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Estimulemos la autoestima de nuestro hijo. Nuestras palabras y acciones como padre tienen un impacto en el desarrollo de su autoestima más que ninguna otra cosa. El elogio de sus logros, aunque sean pequeños, hará que nuestros niños estén orgullosos y permitirles que hagan cosas por sí solos los hará sentir que son capaces y fuertes. Por el contrario, los comentarios denigrantes o las comparaciones negativas con otros niños los hará sentir inútiles. Tengamos en cuenta que ellos asimilan nuestro tono de voz, lenguaje corporal y todas nuestras expresiones.
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Reconozcamos sus buenas acciones. Encontremos todos los días algo para elogiarlos, usando frases como: «Tendiste la cama sin que te lo pidiera, ¡eso es genial!» o «Te estaba mirando mientras jugabas con tu hermanita y fuiste muy paciente». Estos comentarios serán mucho más eficaces para alentar la buena conducta a largo plazo que las llamadas de atención continua.
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Pongamos el ejemplo, todo ingresa por los ojos. Demostremos con nuestras acciones las conductas que queremos enseñar a nuestros hijos.
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Establezcamos límites y reglas, proporcional a la edad que tengan nuestros hijos. La existencia de límites los hará sentirse más seguros, los niños necesitan de ello.
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Seamos positivos ante las dificultades que pueda expresarnos nuestro hijo, juntos encontremos soluciones. Demostremosle que puede contar con nosotros, así se forjará la confianza y la seguridad
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Ofrezcamosle actividades positivas para que se mantenga ocupado. Nuestro hijo se volverá independiente y encontrará maneras constructivas de pasar el tiempo.
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Pasemos tiempo con ellos. Programemos tiempo para pasar a solas con nuestros hijos, eso ayudará a afianzar la unión familiar, y les dará seguridad y confianza. Busquemos siempre una forma diferente para relacionarnos, podemos tener una «noche especial» cada semana para estar juntos, ellos pueden ayudarnos a decidir cómo pasar el tiempo. También podemos levantarnos 10 minutos antes en la mañana para poder desayunar junto a nuestros hijos, salir a caminar después de cenar, dejarles una nota o algo especial en sus loncheras, etc.
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Corregir sin violencia. Es importante recordar que la violencia no es el mejor camino. La violencia no les enseña a comportarse mejor, aunque inmediatamente así parezca; la violencia sólo les enseña a ser más violentos.
*Recordemos que la disciplina no está relacionada con el castigo físico, si nuestro hijo infringe los límites y reglas establecidas deberá asumir la responsabilidad de su conducta; esto se encuentra en proporción al hecho. Se le pueda suspender el uso de la computadora, Tablet, etc; o se mantendrá en casa y no verá a sus amigos el fin de semana, por ejemplo.
La salud emocional de los padres también es importante…
Para lograr una Crianza Saludable es imprescindible considerar a quien cría, cuida y educa: los padres. La estabilidad emocional de los padres muchas veces se ve alterada por estas contradicciones entre “lo que hago” y “lo que no debo hacer”; así como los sentimientos que se van albergando en el día a día de esta hermosa labor. Para hacer más llevadero este proceso podemos hacer lo siguiente:
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Tomemos un tiempo para nosotros mismos cuando empecemos a sentir que el manejar la situación o estar en la situación nos está rebasando. Frase: “Mamá/Papá necesita un descanso. Enseguida regreso”, y luego saldrá de la habitación, dejando a su hijo con un adulto.
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Respiremos profundamente 5 veces. Inhala y exhala l-e-n-t-a-m-e-n-t-e.
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Podemos llamar a alguien de confianza que nos ayude a tranquilizarnos.
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Otra buena forma de calmarnos y liberar lo que sentimos es escribiendo todo lo que deseemos, pensemos o estemos sintiendo, sin guardarnos nada. Podemos usar papel o la computadora.
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Si sentimos que nos es difícil mantener el control y creemos que podemos maltratar a nuestro hijo, busquemos ayuda profesional.
Ser padres es una de las cosas más maravillosas que nos puede suceder, no obstante, es también un reto, un oficio que hay que aprender y mejorar. Por tanto, requiere un proceso de instrucción que requiere reflexión, sentido común, adquisición de conocimientos y su puesta en práctica. Evidentemente, es imposible no equivocarnos, pero el aprendizaje de ciertas habilidades y, cuando sea necesaria, la orientación de un profesional nos ayudará de forma eficiente.
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