La experiencia de la maternidad

El ser madre primeriza es una experiencia con matices emocionales de alegría, tristeza, cólera, frustración, entre otras emociones. Esto no solamente por los cambios bruscos a nivel hormonal propios del embarazo y parto, sino también al estar ante una situación que tiene como base la supervivencia del bebé y las dificultades iniciales para entender las necesidades de nuestro hijo, donde el llanto es la principal vía de comunicación inicial.

Siendo sinceros, en un principio es una tarea agotadora, pero que paulatinamente va haciéndose más manejable a medida que nosotras nos vamos acostumbrando a la presencia del bebé y sus constantes requerimientos.

¿Cómo se expresa la frustración en las madres?

Muchas madres en su frustración, por diferentes variables físicas (mal sueño, problemas digestivos, dolores de espalda, secuelas de la cesárea) o emocionales (producto del cambio de rutina) desarrollan ciertas fantasías, que pueden generar culpas tales como abandonar al bebé, regalarlo, pensar que mejor nunca hubiera nacido, etc.

¿Ello es un mal indicador?

Descuiden, esto no es indicador que somos unas malas madres, solo es producto del estrés emocional inicial.

Lo importante es compartir estos sentimientos con personas que se caractericen por su empatía y tolerancia, como puede ser el caso de nuestra pareja. Una vez que descarguen esas emociones se sentirán lo suficientemente liberadas para continuar con el desarrollo del vínculo con su hijo/a.

¿Qué rol cumple la pareja en la experiencia de la maternidad?

El rol importante que cumplen nuestra pareja y familia nos sirve para enfrentar el estrés al que estamos expuestas al ser madres primerizas.

Por ello, sintámonos bendecidas si estamos rodeadas de personas que tienen la sensibilidad y tolerancia para poder brindarnos este soporte y voluntad de escucharnos.

Siempre teniendo cuidado de aprovecharnos de su nobleza y solo utilizarlos como porfiado para expresar nuestras frustraciones. Entonces, también brindémosles el amor y la atención que merecen, ello va a afianzar el vínculo con las personas que nos rodean, y alejarán la sensación de culpa, fastidio o mal genio.

La pareja

Es importante el apoyo de él en las actividades del bebé, ya que esto fortalece el vínculo padre-hijo, así también la relación y el amor evoluciona al ver como esa persona de quien nos enamoramos se convierte ahora en padre, claro está con virtudes y defectos, los cuales a la vez con voluntad puede ir mejorando.

Muchas madres primigenias se ven beneficiadas de tener un espacio para ellas, su pareja y su bebé, un espacio donde el equivocarse está permitido, y las constantes sugerencias se queden relegadas en la mente de quienes las elaboran, porque bien dice el dicho “un consejo hasta de un conejo”, pero si todo el día ese conejo nos viene aconsejando llegará el momento donde estemos imaginándolo como un estofado.

Así que familia, moderémonos con nuestras buenas intenciones de aconsejar y brindemos a la madre y su pareja la posibilidad de ir aprendiendo, ya que esto mejora el vínculo familiar y disminuye sentimientos de frustración e impotencia en la mami.

El proceso de ser madre

Con el transcurso del tiempo, la experiencia y el crecimiento del niño, siempre y cuando la mamá haya mantenido su perseverancia en el aprendizaje del arte de ser madre, consciente e inconscientemente se dará cuenta que ahora lo entiende más, y así con cada vez más experticia sabrá cuando está aburrido, con hambre, alegre, con sueño, con gases, con ganas de pasear, etc. ¿Y cómo se consiguió esto? Pues, todo en base a la interacción directa madre-hijo, y mediante los aciertos y desaciertos propios de nuestra falta de experiencia.

Un mensaje para las mamás

“Mamis, no existe madre perfecta, pero si existe la voluntad de ir creciendo y madurando como tal, ya que siempre se presentará una oportunidad para aprender como interactuar con nuestros hijos según la etapa de desarrollo en la que se encuentre.

Es diferente interactuar con mi hijo recién nacido que con un joven de 20 años con enamorada y en plena preparación de estudios superiores. Así que, arriba esos ánimos que ustedes están bendecidas con el don de la creación, y por lo tanto tienen el potencial de la maternidad, está en nosotras permitirnos desplegar el mismo, para desarrollar niños saludables y nosotras encontrarle un nuevo sentido a nuestra existencia”.

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