En algún momento de nuestra vida, todos nos sentimos tristes, pero estos sentimientos, por lo general, son pasajeros y desaparecen en unos días. Cuando una persona tiene un trastorno depresivo, este dura más tiempo e interfiere con la vida diaria y el desempeño normal, causando dolor tanto para quien lo padece como para quienes se preocupan por él o ella.

Es importante diferenciar los sentimientos de tristeza pasajera o frustración de una depresión, pues los primeros se consideran como una reacción natural de la persona ante acontecimientos negativos (pérdida de un ser querido, divorcios, etc.); aunque si se estos se prolongan más allá de los seis meses o son tan importantes que llegan a ser incapacitantes pueden desembocar en una depresión.

¿Cómo podemos reconocer la depresión?

No todas las personas depresivas presentan las mismas características. La gravedad, frecuencia, y duración de los síntomas pueden variar según la persona y su caso en particular. A continuación, mencionamos algunas características que te ayudaran a reconocer si sufres de depresión:

A nivel psíquico:

  • Irritabilidad: En muchos de los casos, las personas son irascibles porque tienen la sensación de que no hay lugar para ellos o que nadie presta atención a sus necesidades.

  • Sentimiento de culpabilidad y ansiedad: La persona se siente culpable de todo lo que no va bien en su vida y en la de sus seres queridos. Después de un tiempo, debido a que tiene el sentimiento de que debe estar constantemente prestando atención a lo que dice o hace, también empezará a sufrir ansiedad.

  • Menos sentimientos/apatía: Es un sentimiento extraño en donde la persona pareciera que no tiene emociones y que las cosas no le afectan, incluso ha deja de sentir cualquier tipo de felicidad. Es como si sus sentimientos estuviesen desconectados, dando así lugar a una sensación de enorme vacío.

  • Pensamientos negativos sobre sí mismo/gran falta de autoestima: Tienen una larga lista de todas las cosas que les gustaría cambiar de sí mismos. Esta lista parece ser interminable, lo empeora la situación.

  • Incertidumbre: La persona no sabe qué es lo que hace bien y qué es lo que hace mal, con frecuencia necesita confianza y seguridad. En ocasiones, esta necesidad de seguridad llega a ser tan grande, hasta el punto que sus allegados no saben cómo responder a ello y eso le hace sentirse más inseguro, por lo que vive en incertidumbre.

  • Pensar que nada tiene sentido: La persona tiene el sentimiento de que no va a poder hacer nada al respecto en ninguna situación. Cree que no es lo tan fuerte, por lo que tampoco hará nada para luchar contra esa situación. Es así que, aparece el sentimiento de que nada tiene sentido.

  • Problemas de concentración: Debido a que está constantemente preocupándose por todo o al agotamiento de su mente por tanto pensar en ‘lo que ha hecho mal’. Su mente queda sin energía suficiente para concentrarse. La persona no puede prestar tanta atención en clase o en el trabajo, y esto a su vez hace que cada le tome mucho más tiempo realizar sus tareas o que cometa muchos errores en el proceso.

  • Preocupación: La persona pasa mucho tiempo pensando en qué ha tenido la culpa, o qué es lo que podría haber hecho mejor para así poder encontrar la manera de evitar esos ‘errores’, debido a que sus pensamientos van demasiado deprisa, la mayoría de las veces no encuentra ninguna respuesta a estas preguntas. Al no poder encontrar solución, su mente sigue pensando cada vez más y con más frecuencia, abriendo así las puertas a la preocupación constante.

  • Demorar las decisiones: Con frecuencia aplaza las decisiones que tiene que tomar, y esto es porque no se sientes capaz de tomar ninguna decisión.

  • Pensar con lentitud: Las ideas van con lentitud o parecen no avanzar en absoluto. Debido al sentimiento de apatía, con el tiempo la persona tendrá la sensación de que ya no puede pensar en nada. Su mente está saturada y esto no le lleva a ninguna parte.

  • Dudar sobre el sentido de la vida: La persona con depresión, puede haber perdido en parte las ganas de vivir, y esto es porque ha dejado de creer en el sentido de ciertas cosas. Piensa: ‘De todos modos ya nada importa, mi vida es inútil’. Estos pensamientos pueden incluso a veces conducir a ciertas tendencias suicidas.

A nivel físico:

  • Dolores de cabeza y otras dolencias: Al estar siempre preocupado, acaba agotando su mente, hasta el punto que ya no puede pensar con claridad y empieza a sufrir dolores de cabeza. Además de la cabeza, pueden manifestarse otras dolencias, tales como: Sensación de presión en el pecho, de tener un peso en el corazón, nudos en el estómago, palpitaciones cardíacas o taquicardia, hiperventilación, etc.

  • Trastornos del sueño: Aparecen problemas para conciliar el sueño, o la persona se despierta con más frecuencia a lo largo de la noche. Estos dos síntomas también pueden presentarse al mismo tiempo, lo que genera que la persona no pueda descansar.

  • Trastornos de la alimentación: Tanto el hecho de comer demasiado como el hecho de no tener ganas de comer, ambos pueden presentarse y no son saludable para el equilibrio. Estos trastornos de la alimentación puede tener un efecto negativo sobre la imagen que la persona pueda tener de sí misma.

  • Tensión: En la mayoría de los casos, las personas tienen la sensación de que ya no pueden cumplir con lo que se espera de ellos, por ello y porque a pesar de todo desean estar a la altura de esas expectativas, es que se mantienen tensos y estresados. Algunos síntomas de esta tensión son: Pulso acelerado, dolencias físicas sudores, manos sudorosas, sensación de asfixia.

  • Pérdida de energía: La combinación de no tener ganas de hacer nada en absoluto, de tensión y de una gran falta de autoestima, puede tener como consecuencia la pérdida de energía. La persona tiene menos ganas de llevar a cabo ciertas actividades, prefiere pasarse el día en la cama, incluso deja de salir y relacionarse con sus amistades.

  • Lentitud o agitación: Ello a nivel de las funciones motrices. La persona físicamente reacciona con más lentitud o sus reflejos son más lentos (Ej. quedarse horas mirando al vacío, perder la noción del tiempo durante horas sin hacer nada, etc.). También puede que ocurra lo contrario, puede que tenga la sensación de estar muy agitado o de no poder controlar correctamente su cuerpo (Ej. no poder estarse quieto, hablar muy rápido, hacer movimientos bruscos con las manos y con los pies, etc.).

  • Disminución o ausencia de los impulsos sexuales: La persona no se encuentra bien y prefiere pasar el día en la cama. Además ha perdido su autoestima, por lo que a menudo le es difícil abrirse completamente a su pareja. Esto puede llegar a ser tanto en el plano emocional como en el físico. Y la consecuencia puede ser una disminución notable del deseo sexual.

¿Cómo podemos tratarla?

Muchas personas con una enfermedad depresiva nunca buscan ayuda. La depresión es una enfermedad común pero grave y la mayor parte de quienes la padecen necesitan tratamiento para mejorar, el cual puede ser psiquiátrico, psicoterapéutico o la combinación de ambos.

A continuación, te presentamos un vídeo de nuestra psicoterapeuta Verónica Cagigao donde nos explica detalladamente qué es la depresión y cómo tratarla.

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