Cuando la depresión llega a uno, no solo se lleva consigo un estado anímico alegre o entusiasta; sino también las ganas de hacer las cosas, la capacidad para experimentar disfrute o goce de las cosas y la capacidad para hacer planes a futuro.

Entonces,

¿Qué es la anhedonia?

La anhedonia se define como la incapacidad para experimentar placer, que se acompaña de pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades que antes resultaban gratificantes.

El proceso de la depresión…

De pronto, nos damos cuenta que aquellas cosas que antes nos resultaban placenteras o reforzantes comienzan a tornarse sosas, aburridas y poco a poco van perdiendo ese sentido vital que tenían para nosotros. Aparecen muchas preguntas, y una de las más inmediatas es “¿Qué pasó?, ¿Por qué?”…

¿Qué explicación se le da?

Las neurociencias responden a dichas interrogantes explicando que las estructuras cerebrales que se encargan de los mecanismos de recompensa y de experimentar placer se alteran y esto se expresa en cambios en el patrón de señales estimulantes; es decir, añaden un interesante aporte sobre bases orgánicas que pueden estar generando que la persona de pronto comience a relegar actividades que resultaban agradables.

Realizar un análisis personal

Sin embargo, es importante hacer una búsqueda hacia adentro de cada uno y encontrar en principio desde cuándo comenzamos a sentirnos más aburridos que de costumbre, más apagados o con menos disfrute de la vida; pues esa respuesta nos puede llevar a analizar qué factores han influido en eso, qué fue lo que sucedió, y por tanto, qué hacer ahora.

Asumir nuestra responsabilidad

Revisarnos, entendernos y perdonarnos es parte de un proceso necesario para la recuperación; estar dispuesto a ello y llevarlo a cabo habla del sentido de responsabilidad y compromiso que tenemos con nosotros mismos. Pues así como todos tenemos derecho de sentirnos mal en algún momento, de tener dificultades, de estar con el estado de ánimo decaído; tenemos también el deber personal de levantarnos, buscar nuestros propios recursos personales para salir de ese hoyo.

¿Se puede salir solo?

  • No siempre es fácil, y depende mucho de las características personales de cada uno, de su historia, de su biología, de su impulso, de su resiliencia.
  • Es un camino que no siempre es sencillo de atravesar, por tanto en muchos casos se sugiere que un psicólogo especialista pueda acompañar los pasos, guiarlos y brindar pautas.
  • La terapia psicológica –o psicoterapia– está enfocada en, justamente, encontrar el momento en que se produjo ese quiebre, y poco a poco, a través de un viaje al fondo de la persona ir dando un sentido nuevamente a dichas actividades, y a su vida.
  • La interconsulta con la especialidad de psiquiatría es un aspecto recomendable en el tratamiento, especialmente en los cuadros crónicos.

Si te interesó este artículo te recomendamos el siguiente video donde te explicaremos más sobre la depresión y sobre las características y hábitos de una persona depresiva.

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