Es común que algunos padres se sorprendan al escuchar de los maestros que su hijo se comporta de manera problemática en el colegio, cuando en casa es un niño tranquilo y obediente. Esta discrepancia puede generar preocupación y confusión, pero es importante entender que el comportamiento de un niño varía según el contexto en el que se encuentra. A continuación, exploraremos las posibles razones detrás de este fenómeno y cómo los padres y maestros pueden trabajar juntos para abordarlo.

1. Adaptación a un entorno diferente

  • Nuevas reglas y expectativas: En casa, el niño está acostumbrado a las reglas y expectativas establecidas por sus padres, que generalmente son más flexibles y adaptadas a su personalidad. En el colegio, sin embargo, las reglas son más estructuradas y aplicadas de manera uniforme a todos los estudiantes. Esta diferencia puede resultar difícil para algunos niños, especialmente si tienen un estilo de aprendizaje o una personalidad que no se adapta bien a estas nuevas normas.
  • Necesidad de adaptación social: El colegio es un entorno social más complejo que el hogar. Los niños deben interactuar con compañeros y maestros, lo que implica manejar dinámicas sociales que pueden generar estrés o ansiedad, llevando a comportamientos desafiantes.

2. Dificultades emocionales o académicas

  • Estrés y ansiedad: La presión de cumplir con las expectativas académicas o de encajar socialmente puede generar estrés en algunos niños. Este estrés puede manifestarse en comportamientos disruptivos en el aula, ya que el niño puede no saber cómo manejar sus emociones de manera adecuada.
  • Frustración académica: Los niños que tienen dificultades para comprender el material o para seguir el ritmo de la clase pueden frustrarse y, como resultado, actuar de manera inapropiada. En casa, donde se sienten más seguros, es menos probable que muestren estos comportamientos.

3. Búsqueda de atención

  • Diferencias en la atención: En un salón de clases, la atención del maestro se divide entre muchos estudiantes, lo que puede llevar a que algunos niños sientan que no reciben suficiente atención. Estos niños pueden comportarse mal como una forma de atraer la atención, incluso si es negativa. En casa, donde tienen la atención casi exclusiva de sus padres, este comportamiento puede no ser necesario.
  • Dinámicas de grupo: En algunos casos, los niños pueden portarse mal en el colegio para encajar con sus compañeros o para ser aceptados por un grupo específico. Este comportamiento a menudo se detiene en casa, donde no existe la misma presión social.

4. Diferencias en la autoridad percibida

  • Relación con la autoridad: Algunos niños pueden ver a sus padres como figuras de autoridad más cercanas y comprensivas, mientras que pueden percibir a los maestros como figuras de autoridad más distantes o estrictas. Esto puede llevar a una resistencia a seguir las instrucciones en el colegio, especialmente si el niño siente que sus necesidades emocionales no están siendo atendidas.

5. Falta de habilidades de autorregulación

  • Desarrollo emocional: Algunos niños aún están aprendiendo a regular sus emociones y comportamientos, especialmente en situaciones nuevas o desafiantes. En casa, donde se sienten más seguros, pueden manejar mejor sus emociones. En el colegio, donde hay más estímulos y desafíos, es más probable que pierdan el control.

    Cómo Abordar la Situación

    1. Comunicación entre padres y maestros

    • Es fundamental que los padres y los maestros mantengan una comunicación abierta y regular. Esto ayuda a identificar patrones de comportamiento y a desarrollar estrategias consistentes entre el hogar y el colegio.

    2. Apoyo emocional y académico

    • Intervención temprana: Si un niño está experimentando dificultades académicas o emocionales, es importante intervenir temprano con apoyo adicional, como tutorías, consejería o estrategias de manejo del comportamiento.
    • Estrategias de manejo del estrés: Enseñar al niño técnicas de manejo del estrés, como la respiración profunda o el uso de un rincón de calma, puede ayudarlo a manejar mejor sus emociones en situaciones desafiantes.

    3. Refuerzo positivo

    • Incentivar el buen comportamiento: Recompensar al niño por comportamientos positivos en el colegio y en casa puede ayudar a establecer una conexión entre el buen comportamiento y las recompensas, tanto internas como externas.

    Conclusión

    El hecho de que un niño se porte mal en el colegio pero no en casa no significa necesariamente que haya un problema grave. A menudo, este comportamiento refleja la adaptación del niño a diferentes entornos y expectativas. Con la comprensión adecuada y el apoyo tanto de los padres como de los maestros, los niños pueden aprender a comportarse de manera más consistente y saludable en todos los aspectos de su vida.

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