Al entablar una relación con otra persona lo hacemos por las cosas que tenemos en común, pensamos similar con respecto a temas que consideramos importantes, compartimos gustos e intereses y vemos en nuestra pareja valores que apreciamos de nosotros mismos. Con el tiempo es común que empiecen a notarse las diferencias, que son completamente naturales, pues cada persona es única y no existen dos personas iguales en el mundo, las diferencias pueden ser con respecto a un plato de comida, un pasatiempo, un género musical, la forma de afrontar los problemas, en la manera que nos divertimos etc.  Esto no implica que la relación termina en estos momentos, pues lo ideal es buscar el punto medio y  aprender a disfrutar de nuestra relación conviviendo con las diferencias que podamos presentar.

¿Qué pasaría si no existieran esas diferencias?

Imaginemos una relación, con una persona completamente igual a nosotros en gustos, pasatiempos, habilidades, defectos, intereses, virtudes, miedos, etc. ¿Sería ideal? Si es que decidimos ignorar lo que las diferencias le aportan a la relación, pareciera que la respuesta a la interrogante es SI, aunque de darse se puede suponer que la relación carecería de sorpresa, espontaneidad, es decir sería monótona y predecible, pues no tendríamos nada que aprender de nuestra pareja que no podamos aprender de nosotros mismos.

Las diferencias, desde lo positivo

Las diferencias son parte de la naturaleza de las relaciones,  pues no existen dos personas exactamente iguales, por lo que nuestra pareja y sus particularidades pueden volverse en nuestro complemento, sus habilidades diferentes, su forma de enfrentar los problemas de forma distinta a como lo haría uno mismo, el cómo nos ayudan a aliviar los niveles de ansiedad que nos generan algunas situaciones, su gusto por hacer cosas que nos disgustan, todo esto y muchas diferencias más pueden ser beneficiosas para la relación, lo que significa que ser diferentes no es “malo” tan solo es natural.

En ocasiones se da que aquello que nos disgusta de nuestra pareja va ligado a la cualidad que nos encanta por ejemplo puede gustarnos la forma en que defiende sus ideales, pero disgustarnos cuando en una discusión le cuesta “dar su brazo a torcer”. Por lo que la  forma en que enfoquemos nuestras diferencias va a influir mucho en nuestra relación, ya sea para bien o para mal.

¿Cómo superamos las diferencias?

No existe una fórmula mágica, ni una regla única que nos diga cómo superar nuestras diferencias, pero existen conductas que pueden llevarnos por un buen camino.

  • La aceptación siempre es el primer paso, aceptar que somos seres distintos es la clave para aprender a disfrutar de nuestras diferencias, pues al hacerlo renunciamos a la idea de cambiar a nuestra pareja o lo que es peor a cambiarnos a nosotros mismos para satisfacer sus necesidades.

  • Buscar un interés en común, pueden existir cosas que apasionen a nuestra pareja y a nosotros no aunque tampoco nos desagradan, partiendo de esto podemos plantearnos la opción de ser acompañar en sus pasiones, por ejemplo acompañarlo a un concierto de su banda favorita siempre y cuando esto no implique sufrimiento para uno mismo. La idea del buscar un punto medio es no hacer sacrificios que terminen desgastando la relación y dañando a la individualidad de cada uno.

  • Disfrutar de forma individual, si bien hay actividades que nos agradan y que quisiéramos que nuestra pareja nos acompañe, esto no siempre es posible ya que eso que nos gusta puede resultar algo desagradable para nuestra pareja, pero esto no significa que tenemos que renunciar a lo  que nos gusta, por el contrario lo que podemos hacer es disfrutar individualmente de aquello que nos apasiona.

Es importante recordar que el dialogo, respeto, amor y flexibilidad son componentes que no deben faltar para poder disfrutar de nuestra relación y de las diferencias que tenemos con la pareja.

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