A veces, conocemos a gente, familiares, amigos o estamos en situaciones en la que se nos hace difícil negarnos a cumplir alguna petición, por ejemplo, a nivel académico, laboral o de nuestras responsabilidades como padres, hermanos o amigos.

Pero, ¿cuándo decimos que una persona no sabe decir que no?, ¿cuándo decimos que está pasando los límites diciéndole sí a todo?

Para poder decir que tenemos dificultades para decir que no, debemos tener en cuenta que un factor nuclear es la sensación de culpa, pues el principal motivo por el que una persona evita negarse a una petición es que piensa que el otro se va a enojar, o va a quedar mal ante el otro.

Por tanto se observa una gran sensación de culpa y también necesidad de aprobación.

Recordemos que, al actuar de esta forma no estamos siendo genuinos, lo que estamos haciendo es dirigir nuestro comportamiento a las expectativas de otro. Esto después nos carga y nos hace sentir mal como si tuviéramos baja autoestima, como si no nos hiciéramos respetar.

Asertividad

Saber decir que no es una habilidad que se conoce como asertividad. Cuanta más asertividad tengamos, mayor será la seguridad que tenemos en nosotros mismos.

¿Cómo es una persona asertiva?

Es alguien que sabe expresar sus deseos de una forma amable, respetando a quien tiene delante y siendo siempre directo, nada de andarse con rodeos.

Con todo esto, no se trata de convertirnos en personas egoístas que ignoran las necesidades de los demás. Se trata de saber encontrar un equilibrio entre dos extremos igual de malos: decir siempre que sí y decir siempre que no.

Los derechos de los demás son tan importantes como los nuestros propios. Por eso hay que aprender a ser asertivos y determinar en qué momentos debemos negarnos y en qué momentos hay que decir que sí y aceptar el requerimiento de otros.

Se trata de saber defender nuestros derechos, sin la intención de lastimar o perjudicar a nadie.

¿Cuál es el ejercicio para reflexionar acerca de la falta de asertividad?

Hay que preguntarse: qué tan frecuente durante un día saben decir que no, o qué cosas creen justifican no saber decir que no, qué quieren conseguir con esto (ejem. reconocimiento, afecto, confianza) y qué tanto llego a conseguir realmente esto.

Luego hagámonos la siguiente pregunta: ¿la persona a la cual no me niego realmente me conoce, sabe lo que a mí me gusta, me frustra, o no me molesta o cree que me gusta todo lo que yo estoy accediendo a hacer?; porque eso sí, cuando no sabemos decir que no damos una imagen errónea de nosotros mismos, desinformando a la gente en lugar de hacer que ellos nos conozcan y comprendan más.

Si al hacerte estas preguntas te das cuenta que el no saber decir que no te causa malestar y sufrimiento date una oportunidad y poco a poco busca un estilo más asertivo para comunicarte y relacionarte con otras personas.

¿Es importante y necesario saber decir ‘no’?

El saber decir que no es importante para nuestra propia integridad, desarrollo personal y mejora de nuestras relaciones.

Por lo tanto, reflexionemos cómo estamos llevando las cosas y nunca descartemos el apoyo profesional cuando hay un trasfondo muy fuerte que nos impide aprender a tener una vida auténtica.

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