Una vez que nos enteramos de la esperada llegada de un bebé, los nervios crecen y los miedos toman su lugar haciéndonos pensar que las cosas no resultarán como deseamos.

Sabemos que empieza una etapa llena de cambios, aparece el trabajo, la falta de experiencia y la responsabilidad, y esto podría llegar a abrumarnos y hacernos sentir que no podemos con el reto que vendrá.

Según un estudio realizado a 1200 madres, por una empresa encargada de vender artículos para bebés en Europa, el 83% de madres primerizas tiene como principal miedo que el bebé sufra algún problema de salud, asimismo el 39,9% tiene como segunda preocupación no ser una buena madre, destacando el creer que no podrá identificar las necesidades de su bebé, entre hambre, sueño, frío, dolor, etc.

Por otro lado, el 37,4% de mamás primerizas tienen como preocupación la lactancia y la alimentación, temiendo el momento de amamantar al bebé, el 27% se inquieta por el peso del bebé y el 25% teme que el bebé sufra cólicos de lactante. De igual forma el 10%, piensa que no sabrá bañar al bebé, limpiarlo adecuadamente y teme posibles descuidos al momento del baño. También está el miedo a cometer algún error irreversible o a no dedicarle el tiempo suficiente.

Dichas preocupaciones son naturales pues, ante lo desconocido y ante el cambio, el miedo funciona como una alerta y nos da el mensaje de que hay algo por solucionar y prever. Es así que como mamis primerizas podemos aprovechar todos estos miedos a nuestro favor, informándonos previamente sobre qué es lo que podemos hacer frente a cada una de las dificultades que pensamos que podrían aparecer. Estos miedos podrían resumirse en falta de confianza y falta de información, es así que proponemos estos consejos que facilitarán resolver estas dudas a través de soluciones factibles y prácticas:

Acudir a la citas con el pediatra y realizar controles

Asistir a los controles médicos con los especialistas ayudará a prever que todo se mantenga en orden, recuerda que ellos son las personas adecuadas para responder las preguntas o preocupaciones que tengas sobre la salud de tu bebé.

Consigue la mayor información necesaria

Consultar información confiable es importante para mantenernos al tanto de todos los cambios que estamos experimentando, tanto experiencias de amigos o familiares así como webs, libros, foros o apps.

Pide ayuda cuando la necesites o recurre a tu entorno

Es natural que el deseo por hacer las cosas por nuestra propia cuenta aparezca en relación a los cuidados de nuestro bebé; sin embargo, es bueno solicitar ayuda tanto en aspectos logísticos como emocionales o informativos.

Sé honesta contigo misma

El conocer nuestros límites nos permitirá comprendernos mejor y saber a partir de donde necesitamos la ayuda de los demás. Asimismo es importante que no te descuides dejándote de lado, recuerda que estar saludable te permitirá proveer a tu bebé de todo lo que necesita.

Aprovecha cada vez que tu bebé se duerma y descansa

Apenas tengas un tiempo libre querrás cumplir pendientes o deberes que se acumularon; sin embargo, lo mejor es priorizar tu descanso, pues este te dará la energía necesaria para cuidar de tu bebé cuando esté despierto.

Aprende a relativizar

Intenta no catastrofizar los eventos que vayan ocurriendo, recuerda que el factor miedo a lo desconocido puede hacer que veamos las cosas más terribles de lo que son. Aplica el sentido común y evita desbordarte ante los imprevistos.

Conoce tus límites

No intentes cumplir con todo lo que te propongas, tus tiempos y rutina han cambiado. El enfocarte en hacer malabares para que todo salga como lo esperado podría generar frustración y desgano. Lo importante es que llegues a la meta a paso lento pero seguro.

Desahógate cuando lo necesites

Busca alguna persona de confianza, una amiga, hermana, familiar o un psicólogo y permítete relatar la experiencia que estás viviendo desde el embarazo pasando por el parto hasta llegar a lo que es ser madre primeriza, es importante dejar ir todo ello para poder seguir adelante.

Mantener una actitud optimista

Ser madre por primera vez es una experiencia maravillosa a pesar que en las primeras etapas no haya un manual claro de cómo actuar o qué pensar; sin embargo, el mantener un pensamiento positivo y una actitud optimista ayudará a ver una perspectiva más amable de la situación, tomando en cuenta que la idea no es reprimir como nos sentimos sino buscar una solución que nos ayude a estar mejor y a disfrutar de esta nueva experiencia.

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