Aunque parezca algo sencillo, la repartición de tareas en casa suele ser una de las causas de conflicto más comunes en la pareja, ya que, por lo general, cada uno tiene intereses distintos o se cree saber lo que cada uno debe hacer, dejando el tema de lado y obviando las necesidades de la pareja.

Los tiempos han cambiado y la distribución de las tareas en pareja ha abandonado la estructura que se tenía hace varios años. En la actualidad, la mayoría de las relaciones de pareja están conformadas por personas que trabajan y/o estudian, y ya no se dedican netamente a las labores del hogar, por lo que la repartición de quehaceres se ha vuelto imprescindible. Lo importante está en reconocer que, cuando cumplimos con las obligaciones en casa, no estamos ayudando o haciendo un favor directamente hacia el otro, sino que estamos haciéndonos cargo de la responsabilidad compartida.

¿Cuáles son los beneficios?

  • Cuando las tareas están repartidas, da la sensación de que todo es justo y equitativo, lo cual mejora la convivencia, pues se evidencia una toma de conciencia tanto de los intereses como de las necesidades del otro.
  • Favorece la comunicación, pues obliga a la pareja a conversar de manera horizontal para poder establecer un acuerdo.
  • El saber que podemos contar con que nuestra pareja cubrirá las actividades que por falta de tiempo no pude realizar, fortalece el compromiso y la confianza, se logra comprender que las actividades de casa es cuestión de los dos.
  • Motiva a valorar el esfuerzo del otro, pues se sabe de los esfuerzos realizados, sobre todo cuando el tiempo es estrecho.
  • Ayuda a ser más tolerantes y flexibles.
  • Enseñan valores y normas a los hijos, que, a través del ejemplo, van aprendiendo a convivir en armonía.
  • Permite el desarrollo personal de ambos, pues al contar con los mismos deberes ejercen los mismos derechos, lo que implica que ambos pueden estudiar, trabajar o dedicar más tiempo para sí mismo.

¿Cómo tratar el tema?

  • Es necesario tomar en cuenta el tiempo que cada uno pasa en casa, para que ambos puedan sentir que la repartición es justa y equilibrada.
  • Si es que tienen hijos, es importante involucrarlos en las actividades diarias, al comienzo con pequeñas tareas e ir aumentando su dificultad de acuerdo a la edad.
  • Puede ayudar mucho tomar en cuenta las fortalezas y debilidades de cada uno, de manera que no se sienta como una imposición; por el contrario, que ambos estén realizando actividades en los que se consideran efectivos y puedan llegar a sentirse a gusto.
  • Lo más recomendable es que la repartición sea flexible; es decir, permitir cambiar o posponer la realización de las tareas para cuando se cuente con más tiempo libre.
  • Si hay alguna actividad en la que tu pareja tiene dificultades, es muy importante saber que cada uno tiene su tiempo para aprender a realizar ciertas tareas y no debemos juzgar su trabajo.
  • Establezcan horarios y acuerdos, que una actividad sea responsabilidad de uno de los dos, no implica que el otro no pueda ayudarle, lo importante es trabajar como equipo y colaborar con la pareja si es necesario.

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