¿Qué se suele pensar acerca de la infidelidad?

Cuando se menciona que se va a hablar de infidelidad, la mayoría de personas piensa en lo mal que se debe sentir la persona engañada, en los castigos que merece la otra persona, y en qué se puede hacer con la relación. Sin embargo, existen otras aristas para enfocar el problema, como, por ejemplo, preguntarnos ¿qué sentirá la persona que ha sido infiel?, ¿por qué motivos lo habrá hecho?, ¿estará sufriendo?

¿Qué sentirá una persona que ha sido infiel?

Y la verdad es que muchas de las personas que han sido infieles sienten un gran vacío en el fondo, un fondo que tiene su génesis en la niñez, pues han crecido sintiendo que no los comprenden, que son rechazados, viendo a mamá y papá pelear constantemente, con uno de ellos ausente, o quizá sin sentir nunca que sus padres se conectaron emocionalmente con ellos. Todas esas experiencias se almacenan adentro -muy adentro- con dolor, sufrimiento, ausencia, y muchas carencias a nivel emocional; lo cual explica -en parte- el deseo de algunas personas de tener varias relaciones, sintiendo en el fondo que nada ni nadie es capaz de llenar ese vacío de afecto tan profundo.

Siguiendo la línea, estas personas han experimentado todo ello de pequeños, guardan mucho dolor en su interior, y lo externalizan a través de múltiples relaciones superficiales.

  • Siempre tiene un sentimiento de culpa, no solamente porque se ha embarcado en una aventura amorosa, sino también por las continuas mentiras que ha dicho para encubrirla.

  • Sabe que ha sido injusto/a y desleal con su pareja y con los hijos.

  • Si es consciente de su traición y de su falsedad, sintiéndose a menudo miserable y quisiera redimirse y justificar su actuación sin hallar cómo, pues las promesas que hace se reciben con burlas y desconfianza, lo que aumenta su confusión y desesperación.

  • Está dominado por el desconcierto y el aturdimiento frente al grado de depresión y rabia de su pareja. Como es natural, se incrementa su sentimiento de culpa.

  • Siente vergüenza frente a todos los amigos y familiares importantes en su vida: a todos les ha fallado, los decepcionó y ya difícilmente recuperará el aprecio y admiración que antes tenía por parte de ellos.

  • Igualmente de angustiosos son los sentimientos que salen cuando, a solas, reflexiona sobre su situación… Experimenta decepción (se creía que era mejor de lo que es); impotencia (no sabe cómo recuperar la confianza de su pareja y abrir caminos para continuar en el futuro); pérdida de la autoestima (falla, es desleal, es débil, le falta criterio). Con estos sentimientos tan sombríos despiertan su autocompasión y el temor de perder su relación y a sus hijos.

  • Son tan fuertes y encontrados los sentimientos, que su juicio de todo tiene, menos ser objetivo y saber qué hacer. ¿Será posible luchar por recuperar la paz en su hogar?, ¿la única salida a su situación es abandonar la relación de pareja, aunque sea por un tiempo?

  • En el caso de las personas casadas, salta la duda de sobre si abandonar la relación le traería el dolor de dejar a sus hijos, no verlos crecer y madurar, no poder compartir con ellos los pequeños problemas y dificultades de la vida diaria…además, recuerda que cuando se casó tenía unos ideales de amor eterno y de familia perfecta que, ahora con la posibilidad de un divorcio o de una separación contempla quizás el mayor fracaso de su vida.

¿Cuál es el rol que juega el/la amante en la vida de la persona que ha sido infiel?

Estas segundas o terceras relaciones cumplen la función de distracción, diversión, pasar un rato ‘agradable’, sea tomando, bailando o manteniendo relaciones sexuales. Sin embargo, todos nosotros necesitamos mucho más que un buen rato, necesitamos una compañía, necesitamos el consejo de alguien, una persona que esté ahí en todos nuestros logros y fracasos, admirar la esencia de alguien, tener un plan de vida, formar una familia, y finalmente, envejecer con una persona luego de haber recorrido una larga trayectoria.

Es por ello que muchas de las personas que son infieles constantemente sufren tanto porque llegada la noche y el silencio, aparecen preguntas que atacan su existencia, ¿qué estoy haciendo?, ¿a dónde quiero llegar?, ¿soy incapaz de amar?, ¿soy malo?, con esa necesidad humana de compañía, que finalmente se traduce en soledad. Volviendo así, al punto de inicio, sintiéndose nuevamente solos, ausentes, sin afecto, sin compañía, sin propósito.

Pensemos también en aquellas personas; que, producto del vacío y tristeza profunda que vienen sintiendo mucho tiempo, cometen estos actos. Aparentemente se divierten, gozan, creen que tienen estatus; sin embargo, recordemos que al final del día, cada noche, experimentan ese sinsabor amargo de estar solos.

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