Un poco de Historia

El juego comenzó en Rusia, en 2015, pero desgraciadamente el fenómeno se extendió al resto del mundo rápidamente a través de las redes sociales. El reto de la «Ballena Azul» consiste en un desafío con diferentes pruebas diarias, que comienzan de forma inocente pero suben el tono hasta volverse terroríficas. Estas alternan privación de sueño, ver vídeos de terror o visitar sitios como azoteas o vías de tren; cerca del final llega el momento de autolesionarse: marcarse la ballena en la piel con un cuchillo y el paso final, el desafío 50, suicidarse.

¿Cómo funciona el juego de la ballena azul?

Los niños y adolescentes son «invitados» a superar una prueba por día durante cincuenta días. Para ello existen los llamados «tutores en línea», que utilizan perfiles falsos en Facebook y reparten mensajes con los determinados desafíos por medio de esa red social o a través de WhatsApp en grupos cerrados. Funcionan de una forma muy similar a una secta destructiva. Cada prueba se manda a través de un mensaje a las 4:20 de la madrugada. Una vez que se realiza la prueba, deben enviar una prueba que lo certifique.

Estos “tutores o curadores”, captan a los menores ofreciéndoles contención y finalmente termina extorsionándolos para que acaben con su vida. Se crean profundos sentimientos de inferioridad en la víctima, la sensación de estar viviendo en un callejón sin salida y al mismo tiempo, la comodidad y la liberación que supondría para sus vidas el suicidio.

¿Cuál es el perfil de los jóvenes que suelen caer en estos “juegos”?

Mayormente suelen ser adolescentes enganchados al mundo digital y las redes sociales. Muchos pertenecen a familias muy desestructuradas, donde las figuras parentales no están bien representadas o alguno de ellos está enfermo o ausente, y en algunos casos, son jóvenes que tienen algún tipo de trastorno mental previo como adicciones, ansiedad, depresión o traumas que arrastran del pasado y no han sido tratados terapéuticamente, siguen este “juego como una forma de demostrarse a sí mismos y a los demás que son capaces de ‘ser alguien’ aunque sea suicidándose.

Los jóvenes que pueden caer en el juego de la “Ballena azul” presentan ciertos perfiles que los pueden hacer más vulnerables, son dos tipos:

  • Los que tienen personalidades introvertidas, tímidas y solitarias, jóvenes con carácter débil, con autoestima baja y problemas de sociabilización que ve en el “tutor” del juego una aprobación constante por sus actos, lo cual no tiene en la vida real. Eso genera una relación clandestina que atrapa; y en este sentido, una utilidad que tiene la red es su manera de relacionarse con los otros.

  • El otro perfil, recrea una excitación constante e intensa. Son jóvenes extrovertidos y su conducta tiene mucho que ver con la exposición pública de sus actos. Tienen carácter impulsivo, les gustan los riesgos, se retan a ellos mismos y quieren pasar a la posteridad.

Señales de alerta:

  • Cambio brusco de su comportamiento o estado de ánimo; cambia de repente su forma de ser, abandonan las cosas que le hacían feliz.

  • Pasan un gran número de horas conectadas en la red.

  • Aislamiento prolongado

  • Tristeza anormal.

  • Visión negativa del futuro y de sí mismo. Fijarse en lo que dicen, comienzan a decir frases como: “No me importaría morir”.

  • Problemas de rendimiento escolar.

  • Alteración del sueño.

  • Consumo de sustancias.

  • Autolesiones o intentos de suicidio.

Recomendaciones para prevenir:

Mantener siempre abierta la vía del dialogo

Con nuestros hijos, es la mayor prevención. No hablarles desde el reproche, sino que haya una comunicación presencial diaria, sincera y cariñosa; que sepa que puede contar contigo si le ocurre algo.

Validar sus emociones y dar una respuesta empática, comprensiva y cercana.

No minimizar ni quitarle importancia nunca a las situaciones que les acontece. Enviarles mensajes de acompañamiento y seguridad, es lo que más necesitan los adolescentes.

Evitar momentos de tensión familiar, encontrar siempre las causas de intento de suicidio o autolesión.

Hay que ver qué preocupaciones hay detrás de todo eso, saber las razones que justifiquen el suicidio.

Hay que enseñarles que las situaciones difíciles son temporales

Y que resolver los problemas con el suicidio no es una solución, porque es una decisión permanente ante un problema temporal.

Cuando usan la computadora o el móvil

Hay que hablarlo y negociar los tiempos de uso de las tecnologías. Saber en qué está metido, supervisarlo y mantenerlos informados sobre los peligros a los que se exponen en el mundo virtual.

Conclusiones

Los menores tienen una gran incapacidad para resolver sus problemas y lo que más comentan es “sentirse solos e incomprendidos“, a pesar de tener familia. Es importante que este tipo de acciones jamás se confundan con una “llamada de atención” porque es todo lo contrario, es un “grito de socorro”. Ellos esconden sus heridas y la mayoría de sus familiares no saben por lo que están pasando, por lo que “es una mala gestión de todas sus angustias diarias, debemos ayudarlo a saber gestionarlas y a expresarse”.

Es fundamental hablar con los chicos y jóvenes para prevenirlos sobre este tipo de problemáticas, también deben aumentar la atención ante las alteraciones de conducta, cambios en los vínculos habituales o círculos de amistades y estar atentos cuando pasan muchas horas sin supervisión en la computadora o en el celular, participando en redes sociales.

Finalmente, ante cualquier presencia de autolesiones en menores de edad, como padres debemos llevar a nuestros hijos con el especialista, quien pueda explicarnos el trasfondo emocional de este comportamiento y plantear las acciones necesarias para recuperar el bienestar de nuestros seres queridos.

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