¿Qué es la eritrofobia?

Según la 10° edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), la Eritrofobia es una Fobia Específica que forma parte del grupo de Fobias Sociales. En particular, la Eritrofobia se refiere al miedo intenso ante la posibilidad de ruborizarse en entornos sociales, por lo que la persona se podría encontrar muy atenta ante la posibilidad de ser criticado, menospreciado o humillado públicamente. Cabe nombrar que el enrojecimiento facial no es un trastorno en sí mismo, sin embargo, el problema se genera ante el miedo intenso a que esto suceda.

Generalmente, el temor a ruborizarse tiene un inicio en la infancia o la adolescencia, al haber sido objeto de burlas por “ponerse rojo” ante alguna situación social. A partir de dichas experiencias, la persona eritrofóbica suele presentar altos niveles de ansiedad que podrían llevarla a evitar situaciones sociales que considere potencialmente vergonzosas. Así pues, al adoptar conductas evitativas, el individuo no solo temerá a las posibles consecuencias negativas de ruborizarse, tales como las mofas de terceros, sino que buscará evitar la ansiedad en sí misma, la cual se genera por lo pensamientos anticipatorios, sintiendo temor incluso antes de verse frente a las situaciones sociales, lo que dificulta aún más la exposición a dichos contextos y aumenta la posibilidad de desarrollar una Fobia Social, en la cual se evita la mayoría de contactos sociales por temor a la ansiedad que estos puedan generar. Aproximadamente un 70% de personas diagnosticadas con Fobia Social padecen a su vez Eritrofobia (Zubeidat, 2005).

¿Cómo superar la eritrofobia?

Las personas que presentan temor a ruborizarse en ambientes sociales, al exponerse a dichos contextos, suelen enfocar su atención en sí mismos y sus procesos internos, tales como las palpitaciones, sudoración en las manos y calor en las mejillas; por lo que parte importante del tratamiento se basa en aprender a enfocar la atención hacia afuera, en la tarea misma, en lugar de en sus propias señales corporales. Para esto, se trabajan tres etapas:

  1. Hacerse consciente de su atención y hacia donde la dirige, reconociendo los efectos negativos de enfocarse en sí mismo al desenvolverse en entornos sociales.
  2. Aprender a focalizar la atención hacia afuera en situaciones que no representen una amenaza, tales como caminar por la calle, escuchar una canción o ver televisión.
  3. Aprender a focalizar la atención hacia afuera en situaciones usualmente amenazantes, como conversaciones grupales o exposiciones académicas.

Además, en terapia se trabaja el análisis de las conductas que la persona adopta en busca de seguridad, como la evitación de situaciones sociales, el encubrimiento del enrojecimiento (con lentes, maquillaje o barba), o la búsqueda excesiva del control sobre la situación a afrontar. Si bien dichas acciones brindan alivio a corto plazo, se tornan contraproducentes en un largo plazo, ya que, de percibir que los contextos a los que se expone no fueron tan terribles como lo imaginaba, la persona podría atribuir sus conductas evitativas o de control como las causas, reforzándolas en vez de cambiar su perspectiva sobre la intensidad de las amenazas.

Para reducir dichas conductas, se busca incitar a la persona a practicar en ambientes controlados o realizar simulaciones previas a la exposición real. Así como también se dirige el enfoque terapéutico hacia el entrenamiento en habilidades sociales; la terapia cognitiva basada en Mindfulness, que se centra en aprender a enfocar la atención en “el aquí y el ahora” mediante los sentidos, sin juzgar los pensamientos que se presenten; y la técnica de Intención Paradójica, que se basa en intentar lograr precisamente lo que se teme, en este caso, el paciente intentaría sonrojarse lo más posible en situaciones que usualmente sería amenazantes, lo cual, paradójicamente, logrará que la ruborización sea menor al quitar el miedo de que suceda y al reducir los intentos de ocultarla.

Además, es importante analizar las ideas irracionales que el individuo pueda mantener respecto a lo que significa enrojecerse en público y las consecuencias que esto pueda generar, cuestionando el realismo de estas ideas, la posibilidad de las consecuencias temidas y la funcionalidad/disfuncionalidad que dichos pensamientos conlleven.

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