La familia es considerada como uno de los pilares más importantes e influyentes en la vida de una persona. Tanto positiva como negativamente, cada integrante de la familia tiene un impacto en cada uno de nosotros, pues es la primera fuente de socialización del ser humano y en donde se aprenderán las reglas, valores, normas y demás que nos ayudarán más adelante a desenvolvernos adecuadamente en comunidad. Sin embargo, la presencia de factores negativos fuertes puede perjudicar la dinámica familiar, generando lo que puede conocerse como “familia disfuncional”.

¿Qué es una familia disfuncional?

Como el nombre lo indica, una familia dis-funcional es aquella que no cumple su función, es decir, con lo necesario para formar una base adecuada para los miembros de la misma. A diferencia de cómo se suele interpretar, una familia disfuncional puede no cumplir su función no solo en el área afectiva, sino también económica o psicológica.

Las familias disfuncionales se caracterizan por la constante presencia de conflictos y problemáticas que generan discusiones y peleas interminables, de las cuales se puede ser parte o testigo. Estos conflictos no solo pueden estar relacionados a la ausencia de afecto o atención, sino también al extremo de presencia del mismo, como la sobreprotección a los hijos, lo que trae como consecuencia la normalización de conductas inadecuadas, como por ejemplo:

  • Solucionar problemas a través de gritos y golpes o la superioridad ante el otro o, por el contrario, aceptar lo que el resto dice para evitar más discusiones
  • Sentir merecimiento de todo lo que uno desee, aun si no ha hecho nada por ganárselo o, por el contrario, sentir que uno no merece nada
  • Falta total de empatía con el otro o, por el contrario, exceso de empatía llegando a sentir culpa infundada

La creencia de estas ideas, si bien pueden ser opuestas, son el resultado de vivir en una familia que funciona como burbuja donde se aprende la dinámica que tienen los padres, generando hijos que no están 100% preparados para solucionar correctamente los conflictos a futuro.

¿Cómo influye ser parte de una familia disfuncional?

Como se observa, es en la familia donde aprendemos acerca de reglas, normas y valores que luego regirán nuestra dinámica social con el entorno, y la normalización de situaciones inadecuadas como discusiones, peleas o abusos influyen en la personalidad y área emocional del niño o adolescente. Esto puede generar:

  • Baja autoestima
  • Desafío a la autoridad (maestros, u otros adultos, o al padre más sumiso)
  • Temor hacia uno de los padres
  • Aislamiento social (temor social)
  • Percepción del mundo amenazante, defensa extrema

Entonces, ¿formar parte de una familia disfuncional nos determina?

Si hemos mencionado que la familia influye en nuestro modo de ver la vida a futuro, de nuestra dinámica social y nuestra actitud frente a conflictos, ¿haber estado expuestos a discusiones, abusos o sobreprotección nos determina de manera permanente?

La respuesta es no.

No se puede negar que la familia tenga una fuerte influencia, pero no es la única que existe. A medida que vamos creciendo, empezamos a formar vínculos diferentes con compañeros de colegio o de trabajo, lo que nos va enseñando que no todo funciona de una sola manera y existen diferentes formas de lidiar con los conflictos. Esto va construyendo una idea diferente de lo que en un principio se aprendió en familia, lo que hace que la persona se recupere luego de situaciones adversas y poder interiorizar que lo aprendido en familia no fue siempre lo correcto.

Resiliencia

El término resiliencia es importante en este sentido, ya que se vincula a la capacidad de las personas para superar situaciones que han resultado difíciles, como traumas psicológicos. Si bien no todas las familias disfuncionales pueden generar traumas, la resiliencia ayuda a que lo vivido en situaciones de abuso familiar no influya negativamente en la dinámica social del adolescente/adulto, pues se generan estrategias y herramientas que ayudan a comprender y luchar contra lo aprendido e interiorizar lo adecuado para uno mismo.

Es importante recordar la responsabilidad que tenemos con nosotros mismos, y tener en cuenta que, a pesar de lo duro que puede haber sido vivir en una familia disfuncional, somos nosotros quienes decidimos qué tomar y qué dejar atrás. Esta decisión puede resultar bastante compleja, y llevarla a la acción puede resultar aún más difícil. Por esto, es importante acudir a un espacio terapéutico que nos ayude a identificar lo que nos beneficia y nos hace daño para poder continuar con plenitud.

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