En relación al día del trabajo, fecha históricamente importante donde la lucha por el derecho humano a la dignidad en el ambiente laboral cobró un sentido transcendental hasta nuestros días, quisiera tocar el punto del amor hacia los trabajadores, ¡porque sí amigos! podemos amar a la gente que tenemos a nuestro cargo.
La esencia del AMOR
Analizar la(s) esencia(s) del amor es una tarea sumamente complicada y confusa, posiblemente nos llevaría a poner en duda nuestros sentimientos y vínculos, no obstante, hay algo esencial en el amor, el que es único y está relacionado hacia otro (considerándonos también a nosotros mismos dentro de los otros) con quienes desarrollamos un vínculo en un momento de nuestra existencia.
El amor en su esencialidad es único, no obstante su expresión es diferente según la persona con quien estamos desarrollando el vínculo (hijos, padres, pareja, hermanos, tíos, amigos) Ahora bien, existe la palabra vínculo laboral, la cual es un tipo de interacción que se desarrolla en el ambiente de trabajo. Con esto estimados amigos, quiero decirles que podemos desarrollar amor hacia las personas que trabajan para nosotros.
¿Cómo podemos lograr ello?
Pues como cualquier vínculo amoroso se requiere del conocimiento directo (no fantasioso o platónico) a través de las interacciones con las personas que nos rodean. Esto muchas veces puede ser una tarea complicada debido a la “realidad absurda y falsa” en la que no tenemos tiempo para tratar con nadie. Normalmente, para quien tiene el hábito de interactuar con las personas en su centro laboral, quiera o no comenzará a conocer paulatinamente a la persona que está detrás de las funciones. Un mundo interesante, alegre, ansioso, frustrado, encolerizado, tranquilo, etc. Pero, esencialmente un individuo con un sentido para seguir viviendo, y especialmente estar trabajando a tu cargo y compartir este momento de su existencia contigo.
Valorar a la PERSONA en su totalidad
Toda esta interacción nos lleva a otro escalón que es el de dar un valor a la persona, ya no solo en indicadores de productividad, sino al hecho de cómo este individuo transciende sus emociones o circunstancias personales para llegar a trabajar y producir para la empresa. Y la producción es algo que no existía, entonces la crean juntos, lo cual es otra manifestación del amor que es la creación.
El desarrollo diario de este acercamiento interactivo crea un vínculo especial entre jefe y empleado, que en si son dos personas en un mismo espacio donde la única diferencia es el cargo, no obstante, comparte características comunes como el tener objetivos y metas personales (individuales eso sí), pero que a la vez le dan un sentido al porque trabajar.
Reciprocidad y beneficio mutuo
Cuando desarrollas este amor por tus trabajadores, ya no son simple piezas de un ajedrez donde el único objetivo es el sacar el máximo partido a sus funciones para el crecimiento de la empresa, sino son personas que te enseñan mucho sobre la vida misma. Te energizan con sus éxitos y te hacen pensar en sus preocupaciones. No solo están pendientes en pedirte cosas (algo que en si no es algo malo, porque lo que solicitan puede ayudar mucho al desarrollo laboral), sino que se unen a tu causa, tienen mayor predisposición para seguir tus instrucciones, te toleran en tus fracasos y te invitan a seguir. Así también, tienen la predisposición de buscarte para consultarte sus preocupaciones laborales, y porque no personales (al final el ámbito laboral es un espacio más de la persona), lo cual puede llevar a evitar dificultades en el vínculo y en el desarrollo de la empresa.
Amor, respeto y trabajo en equipo = Vínculo profesional saludable
Algunos se preguntarán si este amor puede romper la línea del respeto y ética profesional. La respuesta es no. Muchas veces, nos hacen creer que tratar a la gente con desprecio y despotismo es la manera de hacer que las personas cumplan con nuestros objetivos. No obstante, los resultados suelen ser los contrarios. Los trabajadores odian su trabajo, el clima es pésimo y directa o indirectamente comienzan a boicotear a la empresa.
Espero que este pequeño ensayo invite a quienes tienen personas bajo su cargo a evaluar la posibilidad de establecer un nuevo vínculo con sus trabajadores, para así darse la oportunidad de desarrollar un clima emocionalmente eficiente y darle un sentido al esfuerzo de trabajar.
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