La familia es un elemento esencial en el desarrollo de la persona, de ella dependerá su aprendizaje y salud mental, es decir, la familia tiene una implicancia sumamente importante en nuestro desenvolvimiento y bienestar emocional. Es así que, cuando dentro de un núcleo familiar existen demasiadas disputas y estas no son resueltas a tiempo o de forma adecuada, sus efectos negativos pueden ser significativos en el futuro de cada persona que compone el sistema familiar.

Los conflictos ocurren en todas las familias, ya que las disputas son normales, puesto que la familia está compuesta por diferentes individuos con diversas opiniones y formas de pensar, lo cual hace que el conflicto sea inevitable. Además, no tienen por qué ser negativos, ya que si son bien gestionados pueden representar una oportunidad para crecer y hacer que la familia sea más resiliente.

Tipos de conflictos:

Los conflictos dentro del núcleo familiar se pueden presentar de múltiples formas, las cuales pueden darse de acuerdo al tipo de relación entre los miembros o según el agente causal. A continuación, detallaremos algunos tipos de conflictos:

Según el tipo de relación:

Conflictos de pareja:

Generalmente surgen de forma natural debido a dificultades en la comunicación o por malentendidos.

Conflictos entre padres e hijos:

Su manifestación está orientada a la etapa de desarrollo en la que los hijos se encuentren, ya que un niño tiene necesidades y características diferentes a las de un adolescente y a las de un adulto.

Conflictos entre hermanos:

Son los más frecuentes, pero suelen tener muy poca duración, por lo que la mayoría de las veces no es obligatoria la intervención de los progenitores.

Conflictos con familiares de la tercera edad:

Debido a los cambios severos que se presentan en dicha etapa, se pueden presentar conflictos entre la persona y el resto de la familia.

 

Según el agente causal:

Crisis del ciclo vital:

Cada etapa del ciclo de vida trae consigo un conflicto, lo cual es natural debido a los diferentes cambios que se pueden presentar como el caso de la adquisición de nuevas responsabilidades, o hitos importantes como matrimonios o jubilaciones.

Crisis por eventos externos:

Se originan por la aparición repentina de acontecimientos inesperados, tales como perder un empleo, una enfermedad o la muerte de un ser querido.

«Los conflictos ocurren en todas las familias, ya que las disputas son normales, puesto que la familia está compuesta por diferentes individuos con diversas opiniones y formas de pensar, lo cual hace que el conflicto sea inevitable.»

Consejos para resolverlos

Como hemos visto, es inevitable que se produzcan conflictos dentro del ámbito familiar, sin embargo, si sabemos resolverlos podremos reforzar sustanciosamente los lazos familiares. Por ello, te compartimos algunos consejos para afrontar adecuadamente estas situaciones:

Encontrar el lugar y momento adecuados: Si hay que hablar de un conflicto, es importante organizar una reunión familiar en un lugar de la casa que tenga el mismo valor para todos; asimismo, si es necesario, es mejor posponer la discusión para cuando los ánimos estén más calmados y el contexto acompañe y facilite el diálogo.

Practicar la escucha activa: Atender completamente a todo aquello que los otros están intentando transmitir, así como asegurarse de haber entendido sus demandas y de que la otra persona tenga claro que se le ha entendido.

Controlar las emociones: Mantener el respeto es crucial para que cualquier conflicto se pueda solucionar, es decir debemos manejar nuestras emociones de modo que no influyan en nuestra interacción, puesto que podemos herir a los otros y generar que la disputa se haga más grande.

Valorar todas las opiniones: Es importante que cada miembro sienta que su participación es tan importante como la de los demás, por ello se debe propiciar una dinámica en la que hasta los miembros más pequeños se sientan capaces de hablar, teniendo presente que su opinión se valorará tanto como la de los mayores.

Ser asertivos: Utiliza un lenguaje adecuado y expresiones correctas para mantener una buena comunicación. Una buena forma es reemplazando los reproches por manifestaciones de lo que se está sintiendo. Para ello las palabras que usamos son muy importantes, siendo preferible usar el “nosotros” ya que en todo conflicto siempre hay dos partes. Sin embargo, cuando necesites hablar de tus opiniones y emociones, es importante que hables en primera persona. Asimismo, es muy importante tener cuidado con nuestro lenguaje no verbal.

Ser empáticos: No escuches al otro con la intención de rebatir sus argumentos sino con la intención de entenderlo, es decir, en vez de realizar suposiciones, pídele a la otra persona que te explique cómo se siente y de la misma forma, puedes hablar desde tus sentimientos, para lograr que esa persona se ponga en tu lugar.

Encuentra puntos de acuerdo: Al ser una familia, existirán diversos puntos de vista sobre una situación, los cuales muchas veces tendrán aspectos en común, es por ello por lo que resaltar esos puntos de vista comunes será una buena estrategia para encontrar una solución, ya que todos sentirán que se encuentran del mismo lado, en vez de sentir que están tirando de extremos sumamente opuestos.

Aceptar y respetar: Debemos preguntarnos si se trata de un conflicto real o es un “conflicto” originado por nuestras expectativas irreales respecto a lo que esperamos de los otros miembros de la familia. Por ello, es fundamental aceptar y respetar la individualidad del otro y permitirle ser quien es.

Comprometerse: A pesar de que muchas veces gran parte de la responsabilidad recaiga en una persona, es importante que toda la familia se comprometa en buscar una solución.

Es importante comprender que en un conflicto no es del todo negativo, ya que puede suponer una ocasión perfecta para aprender nuevas formas de resolver problemas y contribuirá a afianzar nuestros vínculos familiares. Por lo que es fundamental saber identificar las causas del problema e intervenir lo antes posible en ellas, buscando evitar que las tensiones se acumulen y estallen, originando que las dificultades se acrecienten y sean más difíciles de reparar.

Recuerda la familia seguirá siendo familia antes y después del conflicto, por ello es sumamente importante mantener sanos nuestros lazos familiares, ya que la familia es nuestra red principal de apoyo, sea cual sea la circunstancia.

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