Una relación de pareja atraviesa por distintas etapas desde sus comienzos. El inicio de una relación es una época muy emocionante, la cual vivimos con mucha intensidad, donde todo nos parece maravilloso y vemos a nuestra pareja como un ser excepcional, casi carente de defectos, y todo lo que hace o dice nos parece perfecto. Conforme la relación avanza y observamos todo desde un plano más real sin el apasionamiento del principio, es entonces, cuando se dan las primeras insatisfacciones, aparecen claramente los defectos del otro y las diferencias entre ambos se hacen más notorias, dando paso a los problemas.

La existencia de diferencias y problemas entre los miembros de una pareja es un hecho normal e inevitable, teniendo en cuenta que cada miembro procede de una familia y de un contexto sociocultural diferente. Sin embargo, aunque las causas de los problemas de pareja suelen ser muy variadas, no es el conflicto propio el problema, sino cómo nosotros lo manejamos.

John Gottman, un prestigioso psicólogo estadounidense, encontró 4 conductas concretas, altamente destructivas que, de mantenerse en el tiempo, llevarán a que la relación acabe rompiéndose casi con seguridad, a estas las llama los 4 jinetes del apocalipsis de las parejas…

… Pero tranquilos, estos tienen un antídoto, una forma de evitar y/o solucionar que iremos describiendo más adelante.

El primer jinete es la “CRÍTICA”

Es normal y hasta saludable ventilar nuestros desacuerdos en casa, sin embargo, debemos saber distinguir entre una crítica y una queja. Una crítica implica atacar la personalidad o carácter del otro, y una queja va dirigido a algo concreto, a una conducta específica que nos molesta.

Por ejemplo, es diferente decir “Estoy molesta contigo porque no sacaste la basura”, a decirle “Eres un irresponsable, nunca haces nada”.

El antídoto a la crítica es quejarte de un comportamiento muy concreto y no de la persona entera.

El segundo jinete es la “ACTITUD DEFENSIVA”

Cuando nos sentimos atacados nos ponemos a la defensiva, lo hacemos de forma instintiva para protegernos y a veces contraatacamos, lo cual no ayuda a la relación. Estar a la defensiva implica negar nuestra responsabilidad, inventar excusas, incluso desviar culpa a la pareja, con estas actitudes le comunicamos indirectamente al otro que no estamos escuchando realmente o tomando en serio sus preocupaciones.

El antídoto para este jinete es aceptar un poco de responsabilidad en una discusión, por ejemplo: “Mira, tienes razón, hoy no he sacado al perro”, al decir esto le enviamos el mensaje implícito de “te oigo”, “lo que me dices me importa”.

El tercer jinete es la “ACTITUD EVASIVA”

Las personas que emplean esta táctica simplemente se niegan a responder. Hacer esto de vez en cuando puede ser saludable, pero hacerlo como una manera típica de interactuar, puede ser destructivo para una relación. Cuándo usamos esta táctica a menudo, estamos escapando de la situación, en vez de resolver los problemas; es algo muy físico, probablemente expresemos nuestro desacuerdo con todo el cuerpo, evitemos el contacto visual, crucemos los brazos, miremos hacia otro lado, ya que simplemente no queremos estar ahí.

El antídoto es aprender a calmarse, si necesitamos tiempo podemos tomarlo, pero debemos retomar la conversación cuando estemos relajados.

El cuarto y último jinete es el “DESPRECIO”

El desprecio es un signo abierto de la falta de respeto. Se manifiesta con burlas, amenazas, insultos, criticas constantes e incluso agresiones físicas; el mensaje que subyace es “yo soy mejor que tú”, “tú no estás a mi altura”.

El desprecio es el jinete más alejado del amor, es el más peligroso, ya que predice de forma “casi” segura el final de una relación.

El antídoto es empezar a considerar las cualidades positivas y las cosas que apreciamos más de nuestra pareja, en lugar de centrarnos en sus defectos.

Reflexiones finales

Todas las relaciones tienen conflictos y periodos de distanciamiento, pero… ¿qué diferencias existen entre las relaciones sólidas y las que no lo son?… La diferencia es que las buenas parejas son capaces de remediar el daño que se puedan hacer, su dinámica consiste en alimentar y reparar su relación de forma sostenida.

Recuerda que las buenas relaciones implican dar y recibir, ambos están en el mismo equipo y necesitan trabajar juntos por el bien de su relación, creando de forma consciente una cultura de apreciación, de admiración mutua, de celebración de la pareja y cada uno de los que la conforma.

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