Las personas somos por definición seres sociales, es decir, vivimos, realizamos actividades y formamos nuestras sociedades siempre en la interacción con otros para sobrevivir.

En general, ayudamos y somos ayudados… o al menos es así como deberíamos funcionar como sociedad. Pero muchas veces no recibimos la ayuda que necesitamos, o no sabemos cómo ayudar a otra persona, por lo que sigue el siguiente artículo que nos invita a la reflexión.

¿Cuáles son los tipos de ayuda?

Hay numerosas formas mediante las cuales podemos ayudar y ser ayudados. Una de las categorías más ampliamente usadas es la de House, quien propone 4 tipos de ayuda o apoyo:

Apoyo instrumental:

Ofrecer una ayuda material, proveer a la persona de recursos, llevar a cabo acciones para ayudarla (por ej. acompañarla, hacerle favores, etc.).

Apoyo informativo:

Brindar información, compartir conocimientos, dar consejo.

Apoyo apreciativo:

Proveerle una retroalimentación a la persona (“feedback”), validar o no sus acciones, indicarle si está en lo correcto o no.

Apoyo emocional:

Consiste en brindar un clima de empatía, seguridad, confianza y afecto a la persona.

¿Cómo saber qué tipo de ayuda debo brindar?

Esto se puede tornar complejo, sin embargo, te ofrecemos los siguientes tips:

Premisa básica: Todos somos diferentes. Enfrentamos las situaciones y buscamos resolverlas de formas distintas. Por lo tanto:

  • Cada uno define cómo le gustaría ser ayudado. Hay personas que prefieren ser ayudadas de una forma y no de otra.
  • Debido a que diferimos en nuestras habilidades, cada uno define el método de ayuda que puede brindar mejor. Hay personas que se les hace más fácil ayudar de una forma que de otra.
  • Por lo tanto, es importante tomar en cuenta lo siguiente:

Saber pedir

  • Recuerda, las personas no pueden saber ni inferir lo que está en tu cabeza. Lo que puede ser lógico para ti, puede no serlo para otros.
  • No esperes a que las personas deduzcan qué es lo que necesitas de ellos, pídelo de forma asertiva, no a través de indirectas.
  • ¿Que si se lo pediste quiere decir que “no le nació”? Pues, ¡no es cierto!, nuevamente, no están en tu cabeza. Lo importante es que la persona, al escuchar tu petición, haga el esfuerzo para apoyarte como lo necesitas.

Saber preguntar

  • No pienses que la forma en como te gustaría que te ayudarían a ti es la misma que pueden preferir otros.
  • Pregúntale a la otra persona cómo le gustaría ser ayudado, no supongas cosas sin antes saber.

Toda ayuda es válida

  • La verdad es que cualquier ayuda es un granito de arena que aporta a la vida de la persona, no subestimes el poder que cada tipo de ayuda tiene.

No se puede ser todo

  • No esperes resolverle los problemas a esa persona. Así mismo, no pienses que eres “la única” persona con la que cuenta. No puedes ser “todo” ni lo “único”, ayúdala a ver otros recursos en ella o en otras personas.
  • Ayudar puede ser agotador, sobre todo si tratas de hacer todo por esa persona a costa de tu bienestar. Recuerda que, si tú no te encuentras bien, no será fácil ayudar a otros.

No subestimar el apoyo emocional

  • A veces, más que decirle qué hacer o brindarle un apoyo material, las personas sólo necesitan ser escuchadas, sentirse comprendidas y hacerles saber que lo que sienten es válido. Por lo tanto, no subestimes el apoyo emocional, puede llegar a ser más poderoso que los otros tipos de ayuda.

Algunas cosas implican ayuda profesional

  • No intentes ser un súper héroe. Recuerda, ayudar no significa resolverle el problema a la persona, sino ayudarla a ver sus recursos y alternativas de solución. Muchas veces es necesaria la ayuda de un psicólogo o psiquiatra, por lo que te invitamos a leer el siguiente artículo para informarte más al respecto: ¿Cuándo hacer psicoterapia?

«En general, ayudamos y somos ayudados… o al menos es así como deberíamos funcionar como sociedad. Pero muchas veces no recibimos la ayuda que necesitamos, o no sabemos cómo ayudar a otra persona, por lo que sigue el siguiente artículo que nos invita a la reflexión.»

A modo de conclusión

Hicimos una revisión de los tipos de ayuda y lo complejo que puede ser todo esto debido a que somos diferentes.

Añadimos una complejidad final: tener cuidado porque a veces al ayudar podemos llegar a subestimar las capacidades de resolución de la persona y le restamos oportunidad para que la persona se movilice y busque las formas. Por lo tanto, a veces “menos es más”, nuevamente, no pretendas ser súper héroe, no subestimes a la persona, motívala a ver sus recursos.

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