En una sociedad que impone estándares físicos casi inalcanzables, muchas personas terminan desarrollando una relación dolorosa con su cuerpo. Sentimientos como el rechazo, la vergüenza o el odio hacia la propia imagen corporal no solo afectan la autoestima, sino también la salud mental y la calidad de vida.

En este artículo abordaremos por qué es tan difícil aceptar nuestro cuerpo, cómo se construye la autoestima corporal, qué hábitos pueden ayudarte a mejorarla y cómo la psicoterapia puede ser una herramienta transformadora en este proceso.

¿Qué es la autoestima corporal?

La autoestima corporal es la percepción, valoración y actitud que una persona tiene hacia su propio cuerpo. No se trata únicamente de la apariencia física, sino también de cómo nos sentimos con respecto a ella y cómo esa percepción influye en nuestra identidad y bienestar.

Una autoestima corporal saludable implica:

  • Reconocer que el cuerpo no define todo tu valor.

  • Tratar tu cuerpo con respeto, incluso si hay aspectos que deseas cambiar.

  • Poder mirarte al espejo sin rechazo ni críticas constantes.

¿Por qué muchas personas odian su cuerpo?

Existen múltiples factores que influyen en la insatisfacción corporal:

  • Presión social y cultural: Los medios, redes sociales y la publicidad promueven cuerpos “perfectos” como sinónimo de éxito o aceptación.

  • Comentarios negativos: Frases como “has subido de peso” o “te verías mejor si…” pueden causar heridas profundas, especialmente cuando se repiten desde la infancia.

  • Comparación constante: Las redes sociales nos exponen a cuerpos retocados, generando una falsa realidad que mina la autovaloración.

  • Experiencias de bullying o discriminación: Las burlas sobre el cuerpo dejan huellas emocionales que pueden persistir por años.

Consecuencias de una baja autoestima corporal

Cuando una persona odia su cuerpo, pueden surgir diversas consecuencias emocionales y conductuales:

  • Ansiedad y depresión.

  • Aislamiento social o evitación de actividades (como ir a la playa o hacer ejercicio).

  • Trastornos alimentarios.

  • Dificultades en relaciones afectivas o sexuales.

  • Obsesión con la imagen y baja tolerancia a los cambios naturales del cuerpo.

Claves para mejorar tu relación con tu cuerpo

Cuestiona los estándares impuestos

Pregúntate: ¿Quién dijo que solo un tipo de cuerpo es válido o hermoso? Reconocer que los modelos actuales son irreales y excluyentes es el primer paso para liberarte de ellos.

Deja de hablarte con crueldad

Cambia el diálogo interno. Evita frases como “me veo horrible” y reemplázalas por mensajes neutrales o amables como “mi cuerpo está haciendo lo mejor que puede” o “merece cuidado”.

Rodéate de contenido positivo

Sigue cuentas, libros o espacios que promuevan la diversidad corporal, el amor propio y la salud integral. El entorno influye más de lo que parece.

Valora lo que tu cuerpo hace, no solo cómo se ve

Tu cuerpo respira, te mueve, te permite sentir placer, abrazar, reír y vivir. Reconectar con esas funciones puede ayudarte a verlo con más gratitud.

    ¿Cómo puede ayudarte la psicoterapia?

    La psicoterapia es una herramienta poderosa para transformar la relación con tu cuerpo desde la raíz. A través de un proceso terapéutico puedes:

    • Explorar las creencias limitantes que afectan tu imagen corporal.

    • Sanar experiencias pasadas de humillación, crítica o vergüenza.

    • Desarrollar una autoestima más sólida, basada en tu ser y no solo en tu apariencia.

    • Aprender a establecer límites frente a comentarios tóxicos o situaciones que te hagan daño.

    • Reconstruir una relación más amorosa y compasiva contigo.

    En Libera contamos con profesionales de la salud mental que pueden acompañarte en este proceso de transformación personal.

    Tu cuerpo merece respeto, no castigo

    Aceptar tu cuerpo no significa resignarte, sino dejar de vivir en guerra con él. Es un acto de rebeldía frente a un sistema que se lucra de tu inseguridad, y un paso hacia una vida más libre, plena y conectada contigo misma/o.

    Recuerda: tu valor no se mide en kilos, tallas ni medidas. Se mide en cómo te tratas, cómo te hablas y cómo eliges cuidarte.

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