Hasta hace algunos años, la psicología se centraba en la psicopatología de las personas y la salud era definida como ausencia de enfermedad, sin embargo, gracias a los continuos estudios de la conducta del ser humano, esta visión ha cambiado, surgiendo en los últimos tiempos una disciplina preocupada por profundizar en aspectos emocionales que hacen que una persona pueda sentirse bien a pesar de las adversidades.

Así surge la Psicología Positiva, enfoque que estudia no sólo los modos de evitar y/o controlar cualquier cosa que produzca malestar, sino que le da prioridad a cualidades y características positivas que favorecen el desarrollo de una vida más plena y que además al fortalecer dichas cualidades se previenen posibles enfermedades que pueden surgir cuando nuestra existencia pierde sentido y se experimenta un gran vacío. Por ello, cualidades como la Resiliencia cobran interés y preocupación tanto en profesionales de la salud como en todas las personas.

La Resiliencia más allá de ser algo innato, es decir algo que viene con nosotros espontáneamente desde el nacimiento, es una característica que se desarrolla poco a poco, a través de interacciones con otras personas y sobre todo con situaciones adversas, por ello es importante tomar en cuenta que la Resiliencia se puede estimular y será importante considerar que más que evitar los problemas y sobre-enfocarnos en que las personas tengan una vida libre de adversidades, con todo controlado y en armonía, lo valioso estará en cómo aprenden tras ensayo y error a lo largo de su vida a sobreponerse a sus dificultades.

Si bien la Resiliencia aparece cuando la personas se ven expuestas a contextos complicados, no basta con tener conflictos para desarrollarla, sino que es necesario realizar una serie de comportamientos con cierta frecuencia para perfeccionar el actuar y sentirse empoderados ante cualquier eventualidad, y es así que saber los hábitos que tienen en común las personas resilientes se torna valioso.

Hábitos de las personas resilientes:

1. Se centran en la Acción no sólo en la Reflexión

Las personas resilientes se enfocan en llevar a cabo un plan de acción para afrontar un problema. Si bien se toman un tiempo para reflexionar y meditar sobre lo que ocurre y qué pueden hacer al respecto, su energía finalmente se dirige a hacer lo que creen conveniente.

2. Saben que toda experiencia enseña y que se aprende de los errores

Cuando una persona con resiliencia se encuentra en una situación de conflicto, está convencida que es necesario hacer algo en la medida que sea posible y que ello implica una gran probabilidad de fallar y equivocarse, pero que justamente de ese error podrán aprender y encontrar un sentido que los ayude a superar el problema. Puede que experimenten temor a equivocarse pero ello no los detiene.

3. “Tiran la toalla” cuando saben que no pueden resolver algo

Si bien una persona resiliente tiende a actuar y el temor a cometer un error no siempre obstaculiza su plan de acción, son conscientes de que cuando algo supera su posibilidad de afronte, es mejor dejarlo ahí y aceptar sus propias limitaciones.

4. Aunque se ven afectados por las adversidades ELIGEN dar otra mirada

No es que los problemas no afecten a las personas con resiliencia, sino que más allá del malestar que puedan experimentar, hacen uso de su libertad y elijen también considerar los otros puntos de la situación, ya que ninguna cosa es en su totalidad negativa o positiva.

5. Emplean el humor

El humor es un recurso sumamente importante que beneficia en algunas situaciones cuando no encontramos frente a un conflicto, pues permite restarle importancia de manera transitoria a las cosas y así sentirse empoderados a la hora de sobreponerse a la adversidad. Si bien hacer bromas de los problemas suele ser una respuesta y estrategia saludable, esto no puede generalizarse a todas las situaciones, de lo contrario podríamos estar frente a mecanismos de defensa que nos llevan a minimizar el evento y nos aleja de una alternativa de solución.

6. Se enfocan en el aquí y ahora, sin dejar de lado las metas a largo plazo

Enfrentarse y sobreponerse a una adversidad implica mirar más allá de la tristeza, frustración y estrés, por ello cuando una persona desarrolla estrategias resilientes suele planificar sus objetivos y aquellos que no puede cambiar en su presente los deja para más adelante, logrando así mantener su energía en aquello que son capaces de mejorar.

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