La convivencia para muchos puede significar el paso previo al matrimonio; sin embargo, para muchos otros la convivencia se convierte en un espacio que pone a prueba muchas variables de la relación en aras de saber si verdaderamente va a funcionar.

Quizá, uno de los mayores temores antes de involucrarse en convivencia es saber si las costumbres y hábitos de dos personas podrán congeniar de modo tal que facilite el respeto y clima adecuado entre ellos mismos, generando así un ambiente agradable que propicie la tranquilidad que un hogar requiere.

Y es que, para comenzar, es necesario que las personas que se están involucrando en la convivencia estén dispuestas a aceptar que deberán dejar ciertos hábitos personales para amoldarse a los del otro. Y eso cuesta. Se trata de dejar atrás prácticas familiares de décadas en funcionamiento, memorias y una buena cuota de costumbre; es prácticamente dejar un poquito de ti, para integrar al otro. Todo ello buscando encontrar el equilibrio ideal en la relación.

¿Cómo encontramos ese equilibrio?

Para amar y crecer juntos, hay que trabajar todos los días la relación, apuntando siempre hacia el bien común de los dos. A continuación, te ofrecemos algunos consejos útiles para que logres ese anhelado equilibrio en tu relación y sigan creciendo juntos sin morir en el intento:

Comunicación:

Conversar sobre nuestro día, así no sea algo trascendente, ayuda a reforzar el vínculo. Asimismo, expresar nuestros pensamientos y deseos logra una verdadera intimidad en la pareja. Planteen sus argumentos de una forma saludable y sin temor, pueden aprovechar un día de descanso, una comida relajada, etc.

Responsabilidad y comprensión:

Antes de juzgar cualquier situación intenten ponerse en el lugar del otro, averigüen lo que siente su pareja, piensen en el motivo de su comportamiento y también en lo que han estado haciendo para llegar a esa situación.

Imaginar un futuro común:

Tener un proyecto común con un objetivo claro de lo que se quiere es la base de la estabilidad emocional. Establezcan metas comunes, teniendo claro lo que quieren juntos y conforme pasen los años aumenten el nivel de compromiso (comprar una casa, un auto, matrimonio…) esto ayudará a afianzar la relación.

Evitar la rutina:

La monotonía y el aburrimiento debilitan la relación, además se vuelven crónicos sino se trata a tiempo. Sorpréndanse y hagan cosas distintas: un regalo un día cualquiera, un viaje, aunque sea de dos días, etc.

Celebrar los éxitos personales:

Una pareja tiene objetivos comunes que los ayudan a crecer juntos; sin embargo, cada uno como individuo debe desarrollarse en el ámbito personal y profesional. Por esa razón, es importante que celebren los éxitos logrados por cada uno, esto ayudará a incrementar la autoestima de ambos.

Aprender algo nuevo juntos:

Participar en cosas nuevas y hacerlo juntos, contribuye a romper la rutina y disfrutar de momentos agradables, afianzando el vínculo de pareja. Busquen aprender juntos alguna actividad nueva, pueden tomar clases de salsa, teatro, repostería para parejas, etc.

Cuidar los detalles y el afecto:

Para que una relación sea duradera, se debe alimentar día a día, por eso es importante que mantengan la cercanía y nunca pierdan los detalles como las caricias o las palabras lindas.

Logra el equilibrio en la relación implica mucha entrega y comprensión, para lo cual la relación debe ser lo suficientemente sólida; pues, de lo contrario, las personas entrarían con defensas ante los cambios, sin voluntad para adoptar nuevos hábitos y sin interés de integrar a la pareja, dejando un poco de nosotros.

Es bueno comprender, finalmente, que este proceso toma tiempo, requiere de un viaje hacia dentro para entender qué de mí estoy dispuesto a abandonar en aras de adoptar al otro dentro mío y fomentar crecimiento personal y de pareja.

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